Poco se podía imaginar, Francisco Ibáñez Talavera, el gran autor de historietas cómicas españolas, que su creación de Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio, no sólo supondría un gran éxito en su carrera, sino que en pleno Siglo XXI, sería objeto de un plagio, pero en carne y hueso. La primera historieta de estos...
Poco se podía imaginar, Francisco Ibáñez Talavera, el gran autor de historietas cómicas españolas, que su creación de Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio, no sólo supondría un gran éxito en su carrera, sino que en pleno Siglo XXI, sería objeto de un plagio, pero en carne y hueso.
La primera historieta de estos personajes sin par, apareció en la revista Tío Vivo el 2 de abril de 1966.Pepe Gotera, era el jefe, es el qué mira y manda, siempre sin mancharse las manos. Por su parte, Otilio, es el currante. Al comienzo de todas las historietas se le ve comiendo platos completamente absurdos por lo excesivos que son (un bocadillo de elefante, de ballena, de vaca, etc.), y más tarde, durante el trabajo que se le encarga, aparece ejecutando recalcitrantes y rústicos métodos para llevar a cabo la obra.
En realidad ninguno trabaja, y lo que sí que hacen es provocar líos y toda clase de desastres en los lugares que visitan.
Estos personajes, junto con Mortadelo y Filemón, Rompetechos, El Botones Sacarino y 13 Rue del Percebe, fueron grandes éxitos de la fecunda mente de Francisco Ibáñez.
Pero, hete aquí, que en el año 2020 un par de personas, de carne y hueso, superaron con creces todas las historietas que al bueno de Ibáñez se le pudieron ocurrir. Con una pequeña diferencia, tanto Pepe Gotera, cómo Otilio, cometían los desmanes sin premeditación ni alevosía, pero Tedros Adhanom y Fernando Simón es difícil llegar a entender que sus errores, que han costado miles de muertes, han sido fruto sólo de la incompetencia.
Repasemos, brevemente, la biografía de Tedros Adhanom, desde junio de 2017, Director General de la OMS (Organización Mundial de la Salud), colocado a dedo por el gobierno chino y los tentáculos globalistas de Gates.
Hasta que fue nombrado Director General, sus puestos más relevantes, habían sido Ministro de Salud de Etiopía y Ministro de Asuntos Exteriores del mismo país. Es decir, un currículum que haría palidecer a cualquier Premio Nobel de Medicina.
Aunque, quizás el mérito más definitivo, para que alcanzara semejante cima de éxito, fuera que perteneció al movimiento terrorista Frente de Liberación Popular de Tigray, un partido comunista y marxista, autores de múltiples asesinatos y actos de violencia para establecer el comunismo en aquella región.
No cabe duda, una vida dedicada a hacer el “bien” y volcada en pos de la salvación de la Humanidad. Ahora se puede empezar a entender porque el presidente norteamericano Donald Trump ha retirado sus ayudas a dicha Organización Globalista, que está en manos de los chinos y de la progresía norteamericana.
Es más, entre Gates, El Frente de Liberación de Tigray y el Gobierno Chino, a base de compra de votos, lograron aupar a esta marioneta marxista al puesto de mayor responsabilidad de la salud mundial.
Entre otras lindezas este individuo se reunió con líderes chinos y decidió que no había motivos para declarar la pandemia, pero no se reunió con expertos de otros países, sólo con líderes políticos de China y se plegó a sus órdenes. “Donde hay patrón no manda marinero”.
Es curioso un terrorista en la cúpula de la OMS. Esto sería lo mismo que nombrar a Otegui Director General del Seguimiento de la aplicación de los Derechos Humanos en España (No lo descarten).
Como ustedes comprenderán, todo esto no hace más que las sospechas sobre la pandemia estén más que justificadas.
Y de Otilio qué quieren que les diga. Es muy difícil, por no decir imposible, que todos los errores que comete sean por desconocimiento. Es imposible no acierte ni una, salvo que sea hecho a propósito y forme parte de un plan preconcebido.
En otro artículo hablaremos del “Perro Pulgoso” Simón.
Me sabe mal por el gran Ibáñez, han plagiado su obra, pero con resultado de muerte
Que no se me olvide, el cáncer de las autonomías sigue con su metástasis imparable. Pongámosle freno.
Luis Andrés Cisneros