Después de la impresionante mascletà de Pibierzo, Pedro Alonso no podía ocultar su satisfacción.
La primera mascletà de la Magdalena, la que anuncia el inicio de la semana grande de Castelló, ha reventado la ciudad. Y lo ha hecho dentro del programa de las fiestas de la Magdalena por partida doble: por la intensidad del espectáculo que ha ofrecido el equipo de la pirotecnia leonesa Pibierzo y por la cantidad de personas (miles y miles) que han presenciado uno de los comienzos magdaleneros más esperados.
El estruendo ha dado comienzo a quince minutos de las doce con el lanzamiento de las carcasas conmemorativas de la 77ª edición de las fiestas fundacionales de la ciudad. El público, que llenaba completamente los alrededores del recinto de la calle María Rosa Molas, ha estallado en ovaciones ante el espectáculo que se desarrollaba ante sus ojos. La multitud, entusiasta y emocionada, estaba adicionalmente sofocada por el calor, ya que los termómetros marcaban casi 30 grados.
A las doce en punto dio comienzo el espectáculo pirotécnico de Pibierzo, una empresa veterana de 25 años en Castellón. Las reinas de las fiestas, Selene Tarín y Alejandra Sáez, encendieron la mecha con alegría y emoción plasmadas en sus rostros, iniciando así un estallido de sonidos y luces.
Pedro Alonso, gerente de Pibierzo, presentó un espectáculo dividido en tres partes bien diferenciadas. En el inicio, optaron por una mascletà con toques del estilo pirotécnico del norte. Para la parte central, se decantaron por la tradicional mascletà castellonera, con un poderoso cuerpo terrestre, sus diferentes grupos y acompañamiento aéreo.
El clímax llegó al final, con un gran terremoto terrestre y otro aéreo, rematado con un fuerte impacto de truenos completamente hermético. En total, 157 kilos de pólvora fueron utilizados en un espectáculo de gran intensidad que duró más de 7 minutos y medio.
El ensordecedor sonido de Pibierzo ha hecho estallar en aplausos a un público entregado que desde mucho antes esperaba con ansias el inicio del espectáculo pirotécnico. La energía y la emoción de los asistentes por disfrutar de las fiestas se han sentido en el ambiente, siendo palpables en cada esquina. En primera fila, se podían observar sombreros y abanicos, utilizados para protegerse del sol y del calor, que recordaba a un típico día de verano.