¿Curiosidades o mentiras?
Recordemos que la inmunidad es un estado de resistencia, natural o adquirida, que posee el organismo humano frente a un ataque de un agente infeccioso o tóxico. De ahí nació la necesidad de las vacunas que sirven para, exponiendo el cuerpo a una pequeña dosis de un patógeno, consigamos la inmunidad ante el invasor de nuestro cuerpo.
Pero claro, cuando, como ocurre en el Estado de Nueva Gales del Sur (Australia), el porcentaje de ingresados en sus hospitales, el 68,9% son de gente con dos dosis de la mal llamada vacuna y el 28,8% son de gente sin haber recibido ninguna dosis, nos surgen muchas dudas al respecto.
La primera, por supuesto, es la relativa a la actividad inmunizadora de la supuesta vacuna que es, ni más ni menos, que un medicamento que modifica o afecta alguna función del sistema inmunitario, que es el encargado de buscar réplicas para combatir la enfermedad.
Y la segunda es la pérdida evidente de eficacia de los fármacos inoculados y la rapidez de propagación de las nuevas variantes. Pero de lo que no cabe duda es de que la «inmunidad de rebaño» no se está consiguiendo con la estrategia de «vacunación masiva».
Además, cabría preguntarse ¿cuál es la razón por la que las compañías fabricantes de esta supuesta panacea, están exentas de responsabilidad de ningún tipo? Suena raro, raro, raro. Al igual que no hay ningún médico que los recete, ya que en el momento que lo haga la responsabilidad pasa a ser suya.
A continuación, pueden ver el enlace donde encontrarán la noticia sobre los hospitalizados en Australia.
Australianos totalmente vacunados en el hospital por COVID-19 superan a los no vacunados