La Policía y el FBI detienen a un ciberestafador por un fraude de 2,5 millones con productos dentales

La Policía y el FBI detienen a un ciberestafador por un fraude de 2,5 millones con productos dentales

Durante la operación conjunta, agentes españoles y del FBI llevaron a cabo dos registros.

 

La Policía Nacional, en colaboración con agentes del FBI de Estados Unidos, ha detenido en Madrid a un ciberestafador por defraudar 2,5 millones de euros a empresas multinacionales estadounidenses. Este individuo utilizaba la suplantación de identidades para hacer pedidos fraudulentos de productos dentales, cuyos envíos eran desviados a países como Bahréin o Kuwait.

Según ha informado la Policía, el detenido suplantaba identidades físicas y jurídicas desde su domicilio en Madrid, realizaba los pedidos fraudulentos y tenía acceso a una gran cantidad de información que conseguía de fuentes abiertas y con técnicas de ingeniería social. El arrestado ha ingresado en prisión provisional.

Durante la operación conjunta, los agentes españoles y del FBI han realizado dos registros e incautado dinero en efectivo, dispositivos electrónicos y numerosa documentación económica y bancaria relacionada con la actividad criminal investigada.

La investigación comenzó gracias a la colaboración entre agentes de la Unidad Central de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional y el FBI de la ciudad de Memphis. Estos supieron de la presencia en la capital española de un individuo especializado en ciberestafas que cometía en Estados Unidos.

El ciberestafador se hacía pasar por clínicas odontológicas o empresas logísticas para realizar pedidos de material higiénico-dental a compañías internacionales proveedoras de este tipo de productos. Los envíos los desviaba a hoteles españoles en los que no llegaba a hospedarse y, desde ahí, a países como Bahréin o Kuwait.

Aprovechando sus conocimientos cibernéticos y de ingeniería social, enmascaraba su identidad y geolocalización mediante la conexión de los dispositivos a las redes wifi públicas de los diversos establecimientos de hospedería a los que acudía con ese objetivo.

La actividad ilícita ha afectado a múltiples compañías internacionales, la mayor parte de ellas estadounidenses y relacionadas con el sector dental o logístico. La Policía destaca que la colaboración entre los distintos cuerpos policiales ha sido fundamental para llevar a cabo esta operación conjunta y detener al ciberestafador.

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USABA WIFI DE HOTELES

El detenido por la Policía Nacional y el FBI utilizaba un ‘modus operandi‘ muy concreto para realizar sus estafas. En primer lugar, obtenía información de clínicas dentales y sus doctores a través de fuentes abiertas y redes sociales en cualquier parte del mundo. De esta manera, averiguaba quiénes eran los proveedores de las clínicas, empresas internacionales de material higiénico-dental, para luego usurpar su identidad y realizar pedidos.

Una vez realizados los pedidos, cargaba el pago en las cuentas de los clientes y se comprometía a enviar la mercancía a los destinos habituales que constaban en las bases de datos. El detenido conseguía los números de pedido y seguimiento de los envíos y, desde la página web de la empresa de logística o telefónicamente, modificaba el lugar de recepción de los productos a diferentes hoteles.

Por último, el ciberestafador hacía reservas en los hoteles a nombre de las filiaciones usurpadas de los doctores para confirmar que la mercancía iba a ser recogida por su destinatario original. Sin embargo, posteriormente cancelaba estas reservas y contrataba a otra empresa de logística para recoger el pedido en los hoteles y enviarlo finalmente a países de Oriente Medio.

COLABORADORES EN OTROS PAÍSES

El detenido por la Policía Nacional y el FBI no actuaba solo, sino que tenía varios colaboradores. Uno de ellos se encontraba en Mannheim, Alemania, donde trabajaba legalmente como dentista pero tenía una posición relevante en el ámbito económico-financiero.

Gracias a esto, contaban con sociedades mercantiles y cuentas bancarias en ambos países, así como negocios de restauración que daban apariencia legal a su actividad ilícita y les facilitaban el blanqueo de dinero.

Otro colaborador del ciberestafador residía en Bahréin y se encargaba de recibir la mercancía adquirida para su posterior distribución o venta.