Con la venia: ¡Esta semana se me lio el palangre!
Entre estadías hospitalarias, visitas a las farmacias de guardia, un reencuentro amoroso con la Salade Manoluás, y el cientocinco cumpleaños de mi Madre, anduve ataponao y no pude teclear.
Ayer, a bocanoche, recordé que existe el plazo de entrega, me dio el apresureo, prendí la tableta y me puse al tajo. Pero en tres líneas quedó claro que no estaba yo en mis propios; tenia borrosa la arquitectura de la columnata y todos mis dedos eran pulgares. Prudentemente me di a la almohada.
Esta mañana, cuando abro el ojo, noto que el sueño me reparó un tanto el cuerpo, pero la sesera aún pide mejoras. Naturalmente me piro a cafetear, que es remedio soberano.
En la terraza del Suave comparto mesa con un amigo empresario, y le comento el atascazo literario en que me hallo. Se sonríe, encarga dos Asiáticos, y me pregunta.
-Manolo, ¿a ti te gusta vivir aquí?-
-¡Y tanto!-
-Te conoces el mapa y el territorio ¿sí?-
-De memoria. Mejor que el Houellebecq –
-Y te molesta lo que llamas La Queja.-
-Mucho.-
-¿Porque ofende al lugar que sientes como propio?-
-La Queja es un menosprecio, y no se sostiene si miras las estadísticas. ¡Es muy injusta a La Queja! Y a más a más, te digo que…-
-Tranquilo hombre, que me leo cada entrega tuya.-
-Gracias. Pero es que este asunto y sus voceros me ponen cable-
-Ya lo veo. Te pica mucho la ofensa del Quejón-
-¿Cómo que El Quejón? No es uno solo, hay una jartá dellos…-
-Cierto que parecen muchos. Pero es el mismo.-
-Carajo…ahora que lo dices.. –
-¿Qué?-
-Que no está nada mal visto.-
-¿Crees que esto se merece un buen trago?-
-Que sean dos, hermano, que yo también bebo-
-Y unos cigarros tampoco vendrán mal.-
-Venga ahora el humo. Ya vendrán las chispas.-
Llegan nuestros Asiáticos y los atendemos. Prendemos los tabacos. Retomamos el hilo de la plática.
-Míralo como es; menos Murcia, toda Comunidad tiene una provincia Cenicienta. No puede ser de otra manera.-
-…a ver…-
-Almería, Álava, Cáceres, Orense…¿sigo?-
-Teruel-
-Buen ejemplo este, porque cuando levantas la voz para decir que Teruel existe…-
-…te estás quejando de que se le ningunea.-
-Y como el eslógan es muy bueno se hace popular y, si el Quejón no es tonto aprovecha para…-
-¡Montar un partidoeslógan!-
-Exacto.-
-Estás diciendo que el Quejónides…-
-¡Me gusta!-
-¿Quéé?-
-Lo del Quejónides. No te pagaré derechos de autor, pero lo voy a usar contra unos cuantos familiares políticos.-
-Se mosquerán.-
-Eso espero.-
-Así sea.-
Reímos, nos damos otro lamparillazo de Asiático, soltamos humo y volvemos al tema.
-Te iba a decir, que lo que busca el Quejónides es ser tenido en cuenta por el público y, por esta vía, llegar a rozarse con el círculo de Los Mandamases.-
-¿Para brillar socialmente?-
-Para sustituir a algun jefecillo-
-…o sea, que el punto final es…-
-Mandar. Lo que quiere el Quejónides es mandar. Aunque sea sobre un coro de plañideras. La mayoría no lo logran porque son unos vagos, y se conforman con dar la brasa. Pero de vez en cuando alguno es más decidido, y consigue llegar a jefe.-
-Que es la razón última de su comportamiento-
-Aunque a veces él mismo lo ignore.-
-Hermanico, muchas gracias por tu ayuda. Me has venido de perlas.-
-Me alegra oírlo.-
-Oye, y digo yo que habrá algún antídoto contra estos pelmazos. Alguna línea de resistencia…-
-Eso lo charlaremos otro día. Con otros Asiáticos. Ahora a mí me toca ir al despacho. Y a tí crujirte los nudillos y teclear.-
Y como podéis ver he seguido su consejo.
No necesito recordaros que el martes pasado se cumplieron dos siglos del estreno de La Novena. Celebrémoslo con la versión de Furtwängler. La del 1951.
Manolodíaz.