Parte de los excedentes procedentes de las donaciones que han venido realizando los castellonenses para los afectados de la DANA, se están derivando a este fin.
La alcaldesa de Castellón, Begoña Carrasco, visitó esta mañana el comedor del Padre Ricardo, donde actualmente se están destinando parte de los excedentes procedentes de las donaciones realizadas por los castellonenses para los afectados por la DANA. Estas aportaciones, gestionadas a través de Protección Civil y Cruz Roja en las instalaciones de Tetuán XIV, superaron los 71.000 kilos en pocos días.
Acompañada por María Ángeles García, responsable del comedor, y Maica Hurtado, concejala de Bienestar Social, la alcaldesa destacó que “este es un claro ejemplo de cómo la solidaridad de nuestros vecinos y vecinas tiene un propósito. No solo se apoya a las familias afectadas por las inundaciones en distintos municipios de la provincia de Valencia, sino también a personas sin recursos y en riesgo de exclusión social. Este comedor llega a atender a unas 70 personas al día en determinados momentos”.
Carrasco explicó que los alimentos que se entregan al comedor suelen ser perecederos o con una fecha de caducidad próxima, lo que permite aprovechar al máximo lo recolectado. “De esta forma, la solidaridad recogida se traduce en ayuda para las personas más desfavorecidas de nuestra ciudad”, subrayó.
Asimismo, la alcaldesa resaltó el trabajo histórico de este comedor, impulsado hace décadas por Ricardo García, hijo adoptivo de Castellón. “Es un lugar que ha atendido las necesidades básicas de miles de personas, ofreciendo una ración de comida a quienes lo necesitan”, comentó.
Un nuevo convenio en camino
Durante la visita, Begoña Carrasco anunció que el Ayuntamiento trabajará para recuperar el convenio de colaboración con esta entidad en 2025. “Por su historia y la importante labor que desempeña, merece contar de nuevo con el respaldo municipal, y trataremos de lograrlo lo antes posible”, aseguró.
Un ejemplo de solidaridad
La alcaldesa destacó también la dedicación de las personas voluntarias que hacen posible el funcionamiento del comedor. “Este lugar simboliza como pocos la solidaridad de Castellón. Gracias al esfuerzo de los voluntarios, el comedor ha mantenido sus puertas abiertas durante más de 41 años, sin cerrar ni un solo día, ni siquiera durante la pandemia”.
Finalmente, Carrasco concluyó afirmando: “Hoy hemos comprobado cómo la solidaridad destinada a los afectados de Valencia también sirve para mejorar la vida de las personas sin recursos en nuestra ciudad. No olvidamos a quienes tenemos más cerca”.