La inauguración de la tienda ha marcado un antes y un después para los vecinos, algo que parece poco, pero es mucho y ha tenido un efecto multiplicador.
Con la llegada de agosto, Matet hace un balance del impacto de la apertura de su nueva tienda de comestibles, un evento que, aunque insignificante para una ciudad, ha transformado la vida de los habitantes del pueblo.
La inauguración de la tienda el jueves 11 de julio ha marcado un antes y un después para la comunidad. «La tranquilidad de tener un lugar donde adquirir productos de primera necesidad se ha convertido en un sinónimo de calidad de vida y bienestar para los vecinos», afirma la alcaldesa de Matet, Rosa María Guillermo Tortajada. Ella reconoce «lo difícil que es para un pueblo del interior establecer servicios básicos y garantizar un nivel mínimo de servicios a sus habitantes». «La apertura de la tienda ha sido una verdadera revolución en el pueblo», añade, destacando también que esta iniciativa ha sido un factor clave para frenar la despoblación.
Desde la alcaldía, Guillermo enfatiza la «lucha incansable en defensa de un interior que es un verdadero privilegio». Su trabajo se centra en «abrir recursos y servicios que cambien las tendencias». «Cada logro es una fortaleza contra la despoblación, y Matet es un ejemplo de lucha constante por mantener un futuro», asegura.
A pesar de contar con menos de cien habitantes, el pueblo se anima considerablemente en verano. «Los que se fueron regresan, y traen consigo a sus hijos. Las calles se llenan de vida y las festividades celebran el pueblo que queremos seguir siendo», comenta Guillermo, hija de Matet.
Actualmente, la tienda abre de lunes a domingo, cerrando únicamente los miércoles. Su horario es de 9:30 a 13:00 horas, extendiéndose hasta las 13:30 los fines de semana. Los viernes, también se puede comprar por la tarde, de 17:00 a 20:00 horas. Además, los clientes que prefieran no salir de casa pueden hacer sus pedidos por teléfono.
La apertura de la tienda en Matet ha sido posible gracias al esfuerzo conjunto de la corporación local, la Diputación Provincial de Castellón y la cooperativa de Viver. «Nosotros proporcionamos el local, la Diputación, dirigida por Marta Barrachina, destinó 15.000 euros para adecuar las instalaciones, y la cooperativa nos suministra los comestibles y contrata al personal que atiende la tienda», explica la alcaldesa. «Todos unidos para cambiar las tendencias y sumar esfuerzos por nuestros pueblos», concluye Guillermo.