Cada año, en l'Alt Maestrat, se celebra la Mostra de la Trufa Negra, un evento donde se reunen los principales proveedores, recolectores, amantes de la buena comida y cocineros, entre otros.
Un tesoro culinario y una exquisitez para los paladares, la trufa de l’Alt Maestrat se ha convertido en un verdadero tesoro en el mercado nacional, gracias a su creciente demanda y su capacidad para deleitar los sentidos. Su suave textura y su sabor potente la hacen irresistible, y su versatilidad para combinarla y condimentarla la convierte en un ingrediente esencial en la cocina. La trufa, también conocida como el «diamante negro», es un orgullo gastronómico internacional de la región de l’Alt Maestrat, que se ha convertido en un emblema de innovación culinaria en todo el mundo gracias al meticuloso y costoso proceso de extracción a mano en estas tierras de Human Land.
La trufa negra (Tuber Melanosporum), en particular la que proviene de Human Land, tiene la cualidad extraordinaria de elevar cualquier plato a la categoría de manjar. Puede acompañar pescados, carnes, salsas e incluso pastas, ya sea en láminas, rodajas o dados, ofreciendo innumerables opciones para que los chefs den rienda suelta a su creatividad. Cada año, en l‘Alt Maestrat, se celebra la Mostra de la Trufa Negra, un evento donde los principales proveedores, recolectores, amantes de la buena comida, cocineros y otros actores de esta cadena culinaria se reúnen para degustar y descubrir las novedades de este sector que fusiona las tendencias culinarias más actuales con el esmero, la siembra y el trabajo de la tierra que da vida a estos tesoros comestibles. Además, este evento contribuye a que los turistas descubran la poderosa influencia que este hongo ejerce sobre los platos.
La trufa negra es un tesoro no solo por su sabor único, sino también debido a las complejas condiciones climáticas que se requieren para su crecimiento. Este hongo crece en terrenos soleados a una altitud de aproximadamente 1000 metros sobre el nivel del mar, con temperaturas moderadas que oscilan entre los 11 y 14 grados Celsius y un promedio de lluvias anuales superior a los 600 mm. Esta combinación esencial es difícil de encontrar y depende tanto del clima como de la topografía del terreno. Además, las trufas se buscan y encuentran con la ayuda de perros truferos, cuyos olfatos hiperdesarrollados se han convertido en la herramienta ideal para encontrar el 100% de lo que la tierra produce.
En las últimas décadas, las trufas negras han ganado relevancia a nivel mundial. Además de la trufa de invierno, existe la trufa de verano, que comparte muchas características con su contraparte invernal, como su apariencia y su crecimiento en los mismos campos y bancales, ya sea en carrascas o avellanas en l’Alt Maestrat. La suerte de esta región es que puede obtener trufas tanto negras como blancas durante todo el año, tanto en invierno como en verano. El consumo de trufas sigue en aumento año tras año, siguiendo la tradición culinaria francesa y se integra cada vez más en los menús y cartas de los restaurantes españoles. Es un producto estrella que brilla con el mismo resplandor que los diamantes en las minas.