Las cosas por su nombre

Las cosas por su nombre

No voy a descubrirles ahora, a estas alturas, que si algo me enfada es la imposición del pensamiento único basado en lo políticamente correcto. Me niego a que piensen por mí y me rebelo ante aquello que convierte en verdad la más grande de las mentiras. El silencio de nuestro traidor gobierno tras las declaraciones...

No voy a descubrirles ahora, a estas alturas, que si algo me enfada es la imposición del pensamiento único basado en lo políticamente correcto.

Me niego a que piensen por mí y me rebelo ante aquello que convierte en verdad la más grande de las mentiras.

El silencio de nuestro traidor gobierno tras las declaraciones del imán de la subvencionada mezquita de Sevilla es incomprensible. Pueden ustedes llamarme “facha” cientos de miles de veces seguidas, ya no sé si es un insulto o un honor, pero tengan la absoluta seguridad de que si yo hubiera sido, en el momento de las declaraciones del moro sevillano, presidente del Gobierno de este país dejado de la mano de Dios, el imán sevillano hubiera sido embarcado, a la fuerza si hubiera sido necesario, en el primer ferry a Tánger ¡A su puñetera casa!

Ellos invadieron la península en el 711 y ahora tenemos que pedirles perdón por echarlos mientras están volviendo a invadirnos, esta vez más astutamente, a base de entradas ilegales a través de nuestras fronteras. Además, a pesar del silencio de los medios de comunicación comprados, seguimos asistiendo a las ya casi habituales violaciones de grupos magrebíes a jóvenes españolas.

Hace días que en las redes sociales esta banda de inmorales se está moviendo pidiendo la supresión de las fiestas de Magdalena en las que dicen sentirse discriminados. con lo fácil que lo tienen. Si quieren fiestas a su gusto que se vayan a su tierra.

El presidente de Méjico también quiere que pidamos perdón a los aztecas por apartarles de los sacrificios humanos y del canibalismo, es para echarse a llorar.

Hace ya varias semanas que el impresentable de Miguel Ángel Revilla, a la sazón Presidente de Cantabria, afirmaba en el programa de Antena3, “El hormiguero”, que tenía ganas de que el actual presidente mejicano ganara las elecciones porque le parecía un “tipo” honrado. Les juro que en aquel mismo momento pensé que Andrés Manuel López Obrador no podía ser “trigo limpio” si era del agrado de este personaje. No me equivoqué.

Podía él, me refiero al mejicano, dar ejemplo y al menos devolvernos todo el oro robado por la II República que fue a parar a Méjico si es que tanto le molestan ciertas afrentas internacionales.

Resulta ahora que Hernán Cortés de Monroy y Pizarro Altamirano, I marqués del Valle de Oaxaca, era algo parecido a Superman, con apenas 500 hombres conquistó lo que en la actualidad es Méjico y además tuvo tiempo de matar a todo el indígena que se le cruzó por el camino y violar a todas sus mujeres, vamos, todo un prodigio de la naturaleza.

Creo que ya ha quedado suficientemente claro que mi fuerte no es lo políticamente correcto.