En estos momentos que corren, es nuestra obligación y debería ser nuestra voluntad preservar la Libertad y la Democracia ante el “abuso de poder”.
Qué fácil es hablar políticamente de Libertad y Democracia, pero que difícil es respetarlas, máxime cuando se ostenta el poder democráticamente adquirido, pero prevalece el interés particular sobre el general. Y esto es lo que está pasando en estos momentos en España.
Libertad, no es ni más ni menos que la posibilidad que se da al ser humano y por ende a los ciudadanos, de poder desarrollar nuestras inquietudes, pensamientos y acciones sin otra cortapisa que la libertad de los demás. Parece simple, pero siempre existe la tentación del poder establecido o de colectivos que aspiran al control total de la sociedad, al más puro estilo de los absolutismos, de cercenarla en aras a la mejora de su propio estatus, de sus propios intereses.
Se puede hacer cruentamente, con la fuerza bruta y el dominio del terror, como están haciendo los “amigos” de Zapatero en Venezuela, pero también se puede hacer, y esto es lo más grave, sibilinamente con la falacia/falsedad de un presunto “bien general”, que lo único que realmente busca es coartarla en beneficio propio. Auténticos dictadores bajo el paraguas de la presumible legalidad obtenida por la contraprestación de dadivas y privilegios.
La Democracia es la auténtica y mejor forma y fórmula para preservar la igualdad entre los hombres y sus derechos fundamentales.
Ahora nos parece normal y natural, pero durante miles de años, ni existía esa igualdad ni mucho menos la voluntad de respetar sus derechos es decir, respetar auténticamente y con dignidad a la persona, al ser humano.
Con la convicción de que la soberanía reside en el pueblo y que todas las personas que lo conforman son iguales, se debe respetar su dignidad y la facultad de elegir voluntariamente su desarrollo y comportamiento personal, eso sí, con el respeto a los demás, auspiciado y controlado por la ley. Una ley que nos debemos dar todos a nosotros mismos y no debe ser impuesta por minorías o autócratas.
Los Derechos son de todos conocidos y quedan recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Han sido muchos los sufrimientos y muchas las vidas, familias, negocios, propiedades, afectos y convicciones que se han perdido en el camino, por la lucha para conseguir este respeto democrático, recogido en Declaraciones y/o Constituciones de aquellos colectivos o países que lo lograron.
En nuestro país o nación (escoja el lector el término que más le guste), costó y costó mucho, pero se consiguió de forma ejemplar con un periodo de nuestra historia que denominamos “Transición democrática”. Basado y ese fue su gran triunfo, en la comprensión, el pluralismo, la tolerancia, el diálogo, el perdón y la clara voluntad de que prevaleciera el interés general por encima del personal.
Desgraciadamente en estos momentos, peligra nuestra Libertad y nuestra Democracia. Primero el presidente Zapatero y posteriormente el presidente Sánchez, con el paréntesis intermedio de la apatía y falta de compromiso de un tibio presidente Rajoy, lo han intentado y lo siguen intentando.
Solo el PUEBLO lo puede frenar.
Vemos con tristeza y ya no asombro, como el futuro autócrata (si no lo impedimos) Pedro Sánchez, en una permanente acción de mercadeo y propaganda, está alterando y adulterando el espíritu democrático, ajustando las leyes a su “medida”. Esta semana sin ir más lejos, se nos ha presentado su último intento para preservar, su cargo, su familia, sus intereses y sus compromisos con los separatistas y comunistas o extrema izquierda antidemocrática, antes que los intereses generales, de España y de los españoles.
Una Proposición de Ley (por la vía rápida, sin informes ni debates) que pretende prohibir la Acusación Popular, recogida como derecho en la Constitución, así como que la puedan ejercer Partidos Políticos y Asociaciones ciudadanas. Incluyendo la posibilidad de interferir en el Supremo para que el Ejecutivo pueda decidir que se puede juzgar y que no. Casualmente o no, presenta esta Proposición en medio de su “calvario judicial”, para que con efecto retroactivo pueda salirse él y su familia “de rositas”.
¿Cabe mayor indignidad, maldad y abuso de poder, mas desprecio a la separación de poderes y a la propia sociedad?
Ese es Pedro Sánchez y su “camarilla”. Falta mucho para las próximas elecciones generales y entonces el mal ya estará hecho.
El pueblo, la sociedad, España, no puede asistir a este despropósito cruzado de brazos, HA LLEGADO EL MOMENTO DE MOVILIZARSE LEGALMENTE y demostrar a los millones de votantes que lo sustentan, que de seguir así, la Libertad y la Democracia “volaran por los aires”.
Miguel Ángel Mulet i Taló
Liberal y Demócrata