Con la venia: Me teclean la noticia el lunes por la noche. Como les parece poco, la camuflan de consuelo con un cliché imbécil de los que se llevan ahora: que te reduzca a recuerdo porque más no hay, me dicen.
No les contesto. Mis muchos años me permiten callar sin otorgar nada. Mejor que charlemos un ratico tu y yo, ¿Verdad? Como siempre te digo, la Cuesta Deyá es la calle, sin tramos de escaleras, mas pina que conozco. Si se baja, hay que hacerlo cogidos de la cintura, con mucho tiento. Sobre todo si venimos navegaos de gin. Conviene pararse de cuando en vez, mirarse a los ojos y preguntar en silencio por el estado general. Es bueno que sea un beso la respuesta. Es maravilla que sea un beso tuyo. Te quiero.
Es suave ir a Cala Fonts a la caída de la tarde, y en el Port Nelson pedirle al Nito dos docenas de escupiñas, con cerveza desa jamaicana que consigue de extranjis. Me gusta abrir las conchas mientras tu ríes con los cotilleos del día. Qué rebonica estás con los ojitos a media presión. Mucho te quiero.
Por cierto, ¿Se nota mucho que con el Elías, el limpiabotas, me meo de risa? Eso de que no pronuncie la jota… cocones, cudías, caraco, queneral en quefe…y no me digas que tu no te partes, que te vi ayer tarde cuando le dijo a dos críos que no le tocaran la caca, lo oyeron sus padres, y aún lo están intentando explicar los camareros del American Bar. ¡¡ Que rato tuvimos, payica !! ¡¡ Cómo te quiero !!
La casa de la Calle Stuard no me atrevo a recordarla. ¿ Qué nos pasaba ? Verdad es que la luz allí lo azuleaba todo, y más por la noche. Cierto que fueron los primeros seis meses, y que nos teníamos mucha hambre. Pero si nos descuidamos un poco nos quedamos sin piel, con tanto roce desatao. Ahora no tengo queja, – ni tú, creo – que mucho brío le ponemos, y más de la mecánica del asunto sabemos… pero hay un compás. No como entonces que parecíamos el volcán ese del Pacífico, que no para de echar humo ni pa’ fumar. Te quiero.
A Binibeca con toda la bobería pijilla del mundo. A Sa Cova d’en Xoroi con su leyenda barata. Al coñazo ese de Sa Roca des Indiu que no he visto cosa más tonta. A pelarme el culo en el Cabo de Caballería. A que me muerda un congrio en Fornells. A donde te salga de mismísimo. Pero al Barranc d’es Rafalet te vas tú con tu prima. A los cuadros exvotos del cementerio me largo. O a Trepucó si acaso voy. Os espero para la cena en el Bastión, o en Portal de Mar, o donde queráis. Yo, al barranquito ese, no vuelvo ni atao. Con una costalada basta, por mucho que te quiera. Y te quiero mucho, que lo sabes.
A ver, Minórica querida, pongámonos serios; en este puerto en que fondeo ahora no hay muchos bares que tengan Xoriguer, pero conozco todos los afortunados. Así que nos vamos, ya mismo, a por esas copas. Al paso diremos tonterías nuevas, de puro conocidas. Verás que la figura tuya que llevo tatuada en mi brazo se sigue moviendo bien, si tenso cierto músculo. Nos reiremos dello otra vez más. Como siempre, a cada trago de gin nos daremos un beso de tramontana, de los que hacen ondear todas las cortinas, de los que se graban en los cristales por sobra de azogue. De los que tenemos costumbre tanta.
Vamos a seguir queriéndonos. Que se reduzcan a recuerditos los que no sean ni barcas bravas como yo, ni islas preciosas como tú. Descansa ahora Minórica. Renuncio al desguace hoy. Cuando me toque vendré a ti, y me iré a pique en tus orillas.
Buenas noches.
B.S.R.
Buscad en Yutús.
Obra: Requiem, K 626.
Autor: Wolfgang Amadeus Mozart.
Secuencia: Lacrimosa dies illa.
Interpreta: Orchestre National de France.
Coro: Choeur de Radio France.
Dirige: James Gaffigan.
Registro: Directo. 29 de junio 2017. Basilica de Saint Denis.
Manolodíaz.