¿Monfrér, a tuá qué cogneau te passá?

¿Monfrér, a tuá qué cogneau te passá?

Con la venia: Se te ha girao la vitamina. Y no para mejor.

 

Llevas un mes que sales de la ducha matinal y te materializas en la cuarta banqueta de la barra. Privas tólrrato como un pozo seco. Tapiñas unos bocatas que parecen la harmónica de bajos del primo de Zoot Simons. No te cortas pidiendo cafetos tocaos, ni balones de chinchitóniss cuando te peta. Incluso te pagas alguna que otra ronda.

Como es público y notorio, en este bar no se fía ni al Bancospaña, luego tú problema de plata no traes. De casa y carro y villa disfrutas, que te vinieron de familia. Hijos no tuviste pero, por fortuna para ti, tampoco cuñaos ni sobrinos. O sea, que no te ha ido nada mal, si bien lo miras.

En consecuencia, solías ser alegre y muy reidor -con un puntico de sarcasmo- y tus opiniones, algo esquinadas, nunca fueron intolerantes. Esto ha cambiao mucho, porque las tontas gracietas esas del estilo Machito Pirúlez no las contabas, ni menos las reías, y tampoco te sarpullía la lengua cuando veías una moza. Tal parece que has olvidao que todas las mujeres ni son iguales ni pueden llegar a serlo. Malum signum.

A mayor abundamiento te engorilas con todo bicho viviente, y nos discutes hasta el color de nuestras propias bragas cuando tú, que siempre andabas hecho un bracito de mar, te atavías con camisa a cuadros, corbata rayada, pantacas deportivos, y mocasines Martinelli. Que vaya cohones y vaya desnorte que te traes con el ropero.

Sabemos que estás asustaíco hermano, porque sí que esperabas de la Seguridad Social una merecida y jugosa jubilación, pero ni en sueños suponías que tu Miseñora te pediría el divorcio. Ahí te han pillao la femoral y, como buen novato, has dao en poner el ventilador junto al zurullo. El típico e ingenuo intento de alejar la caca largándola a tu alrededor.

Ha llegado el momento de rogarte que no salpiques tanto, porque a base de micromítines y riñitas, pudres nuestras orejitas y amargas las contadas copas que nos podemos pagar, ya que de plata no furulamos tan bien como tú, por mucho plomo mascao, y muchas millas navegás que nos cuelguen de la canana.

Pinchando y arañando los escrotos destos inocentes dinosaurios de bar que te rodean, no mejorará tu imagen ni cambiará la marcha del asunto. Si sigues con la molesta bronquilla que nos das, te acecha la fase Güevos Cocíos en Oferta y, como ellos, alcanzarás socialmente una pésima nota de cata. De la que ya hay indicios varios, porque comienzas a resultar, al oído, de un burbujeo amarillento cacacrío enmarcao de grismate. En el tacto, se te nota resbaladizo e impelable. Y para nuestra paciencia palatial, derivas en incomodorro, con retronasal largo e insufriblemente soso. Y sin frutitos del bosque por ningún lao.

No te queremos ofender, que hicimos guardia en esa garita y sabemos que se le achincheta a uno el culo, y no está uno páná. Pero nos vemos en la obligación moral, -¡nosotros, chamirachá!- de recordarte que siguiendo por este camino, acabarás pianyendo por los rincones como pajarito implume, y a poco oficiarás de Mustia Flor Continental, viviendo sin más presente que el pasado. Sobran ejemplos -muy cercanos- destas tragedias.

¡Éngayá tío, que no eres un zote! Engramea la testa y aplícate el Génesis capítulo 22, versículos 12 al 14, donde dice aquello tan consolador de: «¡Detente Abraham y noó! ¡Noó mates al niño! ¡Deja en paz al chaval y dale caña al corderete ese que enreda sus cuernos en la zarza!» Traducción libre esta, claro está. Es decir; tate por la faena jurídica, tómate con calma el descasorio, y a las penas puñalás.

Lo tienes largo pero fácil. Lo jurídico es un relato estadístico serio, bien presentado en tiempo y forma al Señoría, una abundante provisión de fondos para tu Letrado, y apelarlo todo hasta que huela a ajo y amaine el temporal.

La calma será un pan -ácimo y ácido- que tendrás que hornearte tú solito, pero como eres un punto pijomarcas, ponle a la masa harina de quinoa salvaje quesellevamucho, y dedícate a la agüantiña con devoción, que tiene premio, porque…
…en cuanto escampe el pedrisco jurídico, te llegará el tiempo de sobornar al profe del recursillo de reggetón/paquete pa’ que te apruebe, lucir artritis de sábado noche, y sacarte una novia joven con esteatopigia esplendorosa. Te reverdecerá la entrepierna con la farmacopea moderna, y todo será un Nó Páres SígueSígue, que ni en tu lejana mocedad. Será diver, pero yo no se yo si quisiera calzarme esos zapatos que duran poco para el precio que se paga.

O tal vez, si tienes suerte, descubrirás los placeres de la micro jardinería, la emoción del golf para seniors principiantes, e incluso la belleza que se oculta en coleccionar cantos rodaos. Y te tranquilizarás, comenzando de nuevo a vivir, que son cuatro días. Y a nuestra edad casi que menos.

Pero sea como sea el futuro, por favor, ahora no te nos embucles, Monfrér, ni te apabulles tanto. Queremos volver a reir contigo, que nos salía bordao y lo echamos de menos. Así que avívate que te esperamos, porque si hay que morir, más vale que sea de risa.

No te ocultaré que toda esta perorata es producto de los comentarios que los viejos policasados hemos hecho sobre tu circunstancia. Pero créeme, sin más mala leche de la normal, porque no eres mal payo, y no quisiéramos que te vieras en ninguno de los infortunios que nosotros conocemos tanto y tan bien.

Naturalmente, puedes hacer el mismo niputocaso que hicimos nosotros, de parecidas y cariñosas sugerencias, cuando nos tocó pechar con las balaseras matrimoniales. Pero avisao quedas por gentes federadísimas en estas lides. Y sin que lo hayas pedido. De nada.
Amén.

Banda sonora recomendada: Esa larga y virtuosa introducción, a cargo de la trompeta, que estalla alegría y se despide en besos suaves, viene al caso hoy. Disfrutemos de Ibrahim Maalouf y su versión oficial de Beirut.

Manolodíaz.