Pedro se queda y las derechas se desesperan

El alivio que ayer sentimos varios millones de progresistas cuando Pedro Sánchez dijo que continuará al frente del Gobierno fue inversamente proporcional a la frustración de otros muchos a los que la extrema derecha y la derecha extrema han conseguido inocular el letal virus del odio radical hacia el legítimo presidente. Un virus corrosivo inmune a cualquier antídoto relacionado con la moderación, los argumentos y el respeto.

Reconozco que recibo con honda preocupación la descarnada militancia en el odio de quienes insultan hasta el extremo a Sánchez, al que niegan la condición de ser humano. Una furibunda reacción propia de los defensores del ‘vale tudo’, ecosistema carente de reglas y ética en el que todo está permitido; el fin de acabar con el presidente justifica el uso de cualquier medio. Sangran por la herida porque “la vida sigue igual” a pesar de que creyeron que esta vez lo iban a conseguir.

Oír a Feijóo y Abascal causa tanto miedo como sonrojo leer y escuchar los titulares y opiniones que perpetra la #BruneteMediática, tanta desazón y tristeza como seguir por redes sociales a personas conocidas y formadas residentes en Castelló.

Dos ejemplos. Quien fuera concejal de Castelló y compañero de bancada de Carlos Fabra, Juan José Pérez Macián, escribió anoche en Facebook que el presidente es “la personificación vomitiva del mismísimo diablo”, mientras que el conocido peluquero Morcillo iba mucho más allá llamándole “sátrapa, psicópata, patán, macarrilla de universidad, arrogante de media hostia, tirano, Judas y chulo-playa”, asegurando además que [Sánchez] “es capaz de vender a su madre, su mujer y el partido que lo sustenta; e incluso, a sus propias hijas, a las que tiene en poca estima”.

Dada mi incapacidad para desenvolverme en el innoble arte del insulto, me limitaré a ofrecer algunos datos. Según la Encuesta de Población Activa (EPA) en marzo de 2018 con Rajoy había 3,8 millones de desempleados frente a los 2,9 millones de marzo de 2024, lo que ha supuesto un descenso de la tasa de paro desde el 16,7% hasta el 12,2%. El número de ocupados con el PP era de 18,8 millones y en la actualidad de 21,2 millones.

En cuanto a la revalorización de las pensiones, Rajoy subía el 0,25% anual mientras que Sánchez las incrementa según el IPC: un 8,5% en 2023 y un 3,4% en 2024. Luego está el Salario Mínimo Interprofesional, que con los gobiernos de progreso ha experimentado un aumento del 54% al pasar de los 735 euros de 2018 a los 1.134 euros de 2024.

Acabo con una pincelada sobre Castellón: hasta la llegada de Sánchez la autopista AP-7 era de pago y la N-340 desde Castelló a Vinaròs constituía un serio peligro al estar saturada, al igual que la CV-13 que conecta Torreblanca con el Aeropuerto.

Frente al insulto y la bilis, la buena gestión y la comparación de datos, ese es el camino.

Rafa García. Periodista

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