Por promesas que no quede

Por promesas que no quede

No he podido dejar de acordarme de uno de los grandes políticos, puedo asegurarles que en otro tiempo los hubo, de este país, Adolfo Suárez y su tan conocida frase de “puedo prometer y prometo” Cuatro “santos varones” nos plantaron, para supongo amargarnos la cena, en la Primera Cadena de la TVE que pagamos todos...

No he podido dejar de acordarme de uno de los grandes políticos, puedo asegurarles que en otro tiempo los hubo, de este país, Adolfo Suárez y su tan conocida frase de “puedo prometer y prometo”

Cuatro “santos varones” nos plantaron, para supongo amargarnos la cena, en la Primera Cadena de la TVE que pagamos todos y sirve a unos pocos.

Promesas, más promesas y lo mal que lo hacen los otros, lo de siempre.

Eso sí, mezcladas, no podían perder la oportunidad, con feminismo, LGTBI, perspectiva de género y anuncios a cuatro bandas de bajada de impuestos, subida de pensiones, soluciones para la dependencia y todo aquello de lo que nos han hablado durante las últimas cuatro o cinco legislaturas y no hemos llegado a ver.

“Prometer hasta meter, una vez metido, nada de lo prometido”

No sé, perdí la cuenta, de la cantidad de ayudas sociales que han repartido en pocos minutos y digo yo que si no sería mejor crear empleo, apostando por los autónomos y empresarios, y así no tener que dar ayudas o al menos minimizarlas en número y cantidad. ¿O es que son las ayudas lo que realmente compran el voto?

La falta de definición, compromiso y visión de futuro de nuestros líderes políticos, al menos de aquellos a los que sí dejan ir a TV, es de una irresponsabilidad manifiesta, más bien una canallada.

Anteayer, en alguna encuesta, salió, sorprendentemente, que casi el 80% de los encuestados afirmaron no tener la más mínima intención de presenciar alguno de los dos debates programados en 24 horas en dos cadenas diferentes. Si esos datos son ciertos hay que empezar a pensar que por fin el pueblo español ha madurado.

Solo cuatro conclusiones se pueden sacar sin temor a error. Sánchez venderá su alma al diablo si es necesario para continuar en Moncloa, Casado seguirá diciendo lo que haría sin hacerlo cuando surja la oportunidad, Ribera puede pactar hoy con Dios y mañana con el diablo e Iglesias sigue instalado en el populismo más anacrónico.

Si alguien pudo sacar del debate la más mínima esperanza de futuro próspero para esta España dejada de la mano de Dios, puede dedicarse a la literatura de ciencia ficción ya que su imaginación no tiene límites.

¿Se apuntan al debate de hoy o tienen realmente algo importante que hacer?