El investigador de la UPV, Francisco Pedroche, explica que hay una probabilidad de 0,15 de, al menos, recuperar lo invertido al comprar un décimo
¿Comprar siempre el mismo número de lotería aumenta la probabilidad de ganar el Gordo?
¿Y hacer cola cada mes de diciembre en la misma administración?
Estas son preguntas recurrentes que, cada año, conforme se acerca el 22 de diciembre, se convierten en tema de debate en comidas y cenas de empresa, encuentros prenavideños o incluso durante el café de la mañana antes de iniciar la jornada laboral. Sin embargo, la respuesta a ambas cuestiones es clara y contundente: no.
Así lo afirma Francisco Pedroche, investigador del Instituto de Matemática Multidisciplinar de la Universitat Politècnica de València, en un artículo publicado esta semana en The Conversation. Según Pedroche, “las matemáticas nos dicen que comprar siempre el mismo número, ya sea con la fecha del nacimiento de un ser querido o el día en que tu equipo ganó un campeonato, o pasar horas haciendo cola en la misma administración cada año, no ofrece ninguna ventaja a la hora de ganar un premio”.
Para ilustrarlo, el investigador utiliza el ejemplo del lanzamiento de una moneda: “Cuando una moneda está en el aire, la probabilidad de obtener cara (o cruz) es del 50 %. Si al caer sale cara y lanzas la moneda de nuevo, la probabilidad de obtener cara (o cruz) sigue siendo del 50 %. Es decir, no importa si siempre eliges cara (o un número específico) o si compras el décimo en una administración concreta; a la moneda le da igual de dónde la saques”, explica Pedroche.
Probabilidades reales de ganar algo
En términos de probabilidad pura, la cifra global es la siguiente: si se tienen en cuenta todos los premios, existe una probabilidad del 15 % de, al menos, recuperar lo invertido al comprar un décimo. “Desde luego, las probabilidades no son altas”, señala Pedroche, quien añade con humor que, aunque sean bajas, ganar el Gordo es más fácil que simplemente estar vivos.
La vida, una probabilidad menor que ganar el Gordo
Pedroche lo justifica con un curioso dato: “Cada persona es el resultado de un espermatozoide que tuvo que competir con otros 100 millones para alcanzar el gran premio de la vida. Es decir, la probabilidad de que cada uno de nosotros haya nacido es de una entre cien millones. Comparado con esto, ganar el Gordo de Navidad, cuya probabilidad es de una entre cien mil si juegas un único número, resulta estadísticamente más sencillo”.
Con esta perspectiva, Pedroche concluye que, aunque jugar a la lotería pueda ser emocionante y una tradición navideña, hacerlo de forma estratégica o supersticiosa no influye en las posibilidades reales de ganar.
