Razones de un rechazo

Razones de un rechazo

Con la venia, reyezuelo: Escuchando tu perorata he tenido una revelación. De pronto se disipó tu estusiasmado gulúgulú, y empecé a oír que alguien me cantaba al oído "Por los viejos tiempos".

 

Esta canción es una linda pieza de country que compuso el Kristofferson, allá por los finales 60. La grabaron Willie Nelson, Presley, Sinatra, Kenny Rogers, Dolly Parton, Jhonny Cash, Brenda Lee, y un chingo más de gente anglocanora.

La versión de mi flash es la de Pierino Ronald Como: Perry Como para el mundo del espectáculo. Excelente crooner hoy casi olvidado. Tu timbre de voz recuerda al suyo, y tal vez por eso, pues eso.

La letra dice que sí, que se acabó la cosa entre nosotros, que lo acepto, que tú encontrarás a alguien mejor, que no te voy a olvidar, que siempre puedes contar conmigo si lo necesitas. Todo muy suave y digno. E insufriblemente tópico.

Pero la joda brava está en el estribillo: «Por los buenos tiempos, amor, pon tu cabeza en mi almohada, mantén tu cuerpo cálido y tierno cerca del mío, y hazme creer que me amas, una vez más. Por los buenos tiempos.»

Resumiendo; andaba emporcada la convivencia desde hace la tira, y hoy se mueven las maletas. Así que en este último ratito, por sacarle punta al lápiz, baño la despedida en sensiblero almíbar denso y, si cuela, te llevo de cabeza al huerto. Que güay el plan que relata el Kristofferson. ¿ Verdad ?. Y tú, reyezuelo, pretendes calcarlo conmigo, mutatis mutandis.

A tí te está tocando el turno de bailar con la más fea en la cuerda floja. No por culpa tuya, claro está. Calla, calla, que eso no se contempla; es un imposible. Hasta ahí podía llegar la riada. Es cosa de los tiempos que corren, tan malos ellos.

El caso es que se te escoñetan los cimientos del presente, y la prisa por arreglarlos te muerde el culo, por lo que te pones a recabar cualquier ayuda. Casualmente hoy me toca a mí un tú recabe y, por ver de alistarme en tus huestes, usas la misma sucia trampuña del estribillo citado. Maqueando tus verdaderas intenciones de amistoso monólogo, por supuesto.

Apuesto que ensayaste en casa el sermonillo, seguramente abusando de la paciencia de tu glamurosa mascota. Porque me consta que has soltado la misma parrafalfada, en modo ráfaga, a cuanto bicho vivo has podido acercarte. En todo el mapa deste pueblo nuestro ya hay clavadas numerosas y negras chinchetas, que señalan amargas quejas al respecto.

Entiendo que quieras conservar tu cómodo sitial, y el bonito estipendio que te proporciona. Por no hablar del brillito público con el que tanto disfrutas, que te sabe a gloria, pintón.

Nunca te dejaste los codos estudiando los Principios de la Construcción que tan claros dejó el Vitruvio. O si lo hiciste fue de pa-sa-da, y no te coscaste de na-da. Pero ahora no quieres ver en ruinas tu edificiete, bramas como tollina, y clamas por ser apoyado.

Cátate güey; la neta es que vienes tú hoy mismo, con tu viejo mecanismo, y me quieres envolver en Un Ilusionante Proyecto De Futuro. ¿De verdad usas esa frase, tan raída, otra vez más? ¿Medio siglo de repetirla, sin cumplir luego, aún no le ha quitado valor? ¿Esa banalidad, epidérmica y somera, me va a convertir en otro de tus fieles edecanes?

Pides mi implicación y compromiso, para con TUS intereses. Ofreces a cambio una vaga teología de tontunas inconcretas. No habrá tal, mi cuate, que la iguana no masca de tu lado esta mañana.

Para justificar mi negativa podría argüir que eres un suavón, un camándula, que te falta mucha clase, que no cuela. Con tales o parecidos desprecietes al uso, podría quedarme bien tranquilo. Incluso satisfecho y autojustificado. Sería como un sorbo de barata vengancita social. Algo de tu estilo, digamos.

Pero en verdad, rechazo tu propuesta porque en resultas de la epifanía musical referida, a la arenga que me propinaste se le ha visto sucio el calzón, pero que mucho. Lo cual me ha producido un ataque del más feroz aburrimierdo. Es decir, un absoluto aburrimiento de mierda, mental y moralmente contrario a la ilusión que pregonas.

Ítem más: mi estadística personal predice que el aburrimierdo consentido lleva inevitablemente a practicar la coproflexia, con lo que se te embadurnan los dedos y los días de un cierto color marrón. Y no ganas pajabones.
Confío en haberme explicado.

B.S.R.
Título: Horror, terror, furor, y caca de criatura.
No está en Yutús. Pero seguro que la conocéis.

Manolodíaz.