Vivimos bajo la realidad virtual que siempre supone el inicio de una campaña electoral. Asistimos a una movilización inusual de nuestra alcaldesa, escondida en su despacho prácticamente durante toda la legislatura y consintiendo a sus socios de gobierno tomar decisiones a las que debiera haberse opuesto, ahora pide a los castellonenses sensatez para que le...
Vivimos bajo la realidad virtual que siempre supone el inicio de una campaña electoral.
Asistimos a una movilización inusual de nuestra alcaldesa, escondida en su despacho prácticamente durante toda la legislatura y consintiendo a sus socios de gobierno tomar decisiones a las que debiera haberse opuesto, ahora pide a los castellonenses sensatez para que le concedan su voto tras consentir las insensateces de sus compañeros del Pacto del Grao.
Vemos como todo el mundo promete voz y voto a un montón de colectivos a los que han ignorado durante casi cuatro años.
Las tan cacareadas renovaciones para dar paso a sabia nueva se confirman como falsas, las mismas caras y la “vieja guardia” estarán, como siempre, en los carteles electorales.
Ha habido quien se ha atrevido a pedir el voto para conservar las libertades conseguidas. Supongo que se referirá a la libertad para hablar español, para el uso del topónimo castellano de nuestra ciudad, para el derribo de la Cruz de Ribalta y la persecución sistemática a todo lo cristiano y para imponer horarios y restricciones incongruentes a la hostelería. Hasta intentan imponer líneas editoriales a los medios que chantajean con el reparto del pastel publicitario que sale de nuestros impuestos ¿Son esas las libertades conseguidas?
Nuestros políticos siguen viviendo en “su mundo”, en su realidad virtual, aunque gracias a Dios cada día son más los que descubren el engaño.