Seguramente nunca la Basílica del patrono de la Diócesis estuvo tan vacía en la fiesta de San Pascual Baylón.
Pero seguramente que pocas veces la intensidad de la celebración ha sido tan profunda como este año. La razón, la daba el Obispo en su homilía: “Esta celebración está marcada esta vez por la pandemia del Covid-19, que tanto sufrimiento está causando. En un momento tan doloroso resuenan las palabras de Jesús en el evangelio de hoy: Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré (Mt 11,28)”. La Eucaristía, en la que estaban presentes el capellán-prior, Joaquín Guillamón, el Vicario General, Javier Aparici, un padre franciscano y una representación del Ayuntamiento, se ha retransmitido por varias televisiones locales para que los fieles la pudieran seguir.
Desde hace una semana, Joaquín Guillamón ha rezado con las comunidad de madres clarisas la novena del santo, patrono también de Vila-real y del culto eucarístico internacional. Muchas otros fieles se han unido en la distancia. Llegado el día de la fiesta, las campanas anunciaban la celebración, aunque solo una decena de personas han podido acceder al templo, siguiendo el itinerario marcado por las flechas y las distancias marcadas por cintas en los bancos.
Dentro de la austeridad impuesta por el último día de la fase 0, Augusto Belau, organista, y David Montolío, tenor, han entonado el canto de entrada. Los asistentes estaban cada uno protegido con su mascarilla. Se sentía el peso del “cansancio físico y anímico por el confinamiento obligado y obligatorio para controlar y atajar la pandemia, y los enfermos por su enfermedad”, reconocía el Obispo. Pero D. Casimiro López Llorente ha querido dar una palabra de ánimo: “En esta búsqueda de alivio y de esperanza, el Señor resucitado y nuestra Iglesia nos ofrecen hoy a san Pascual; él es nuestro Patrono, es decir nuestro guía, ejemplo e intercesor”.
Las balizas que ofrece el Santo alcantarino, el Obispo las ha resumido en tres palabras: Llamada, esperanza y testimonio. La primera, se refiere a la invitación de Jesús a acudir a Él para “que se transforme nuestra mirada y nuestra vida”, con un espíritu de sencillez y humildad. La esperanza, como la de San Pascual, se alimenta en la fe en la “presencia real del Señor resucitado en la Eucaristía, y en la devoción profunda a la Virgen María, Madre de la esperanza. Por ello, aún en la mayor dificultad, Pascual no perdía nunca la alegría ni la esperanza”, aseguraba D. Casimiro López Llorente. Y finalmente el testimonio que como cristianos se traduce en la caridad: “Se necesitan corazones generosos como el de Pascual para salir al paso de tantas necesidades presentes y futuras; él, limosnero y portero de su convento de Vila-real, nos invita hoy a redoblar nuestra generosidad en este tiempo de pandemia.”.
En el mismo sentido, el Capellán-Prior de la Basílica de San Pascual Bailón San Pascual ha compartido las dos enseñanzas que para él se pueden aprender de esta crisis: “Nos tendría que tocar mucho la preocupación por los pobres y valorar la Eucaristía”. Precisamente con la reapertura de los templos mañana, lunes 18, se podrá celebrar en las parroquias la eucaristía por la fiesta del patrono, que el Obispo ha trasladado por coincidir hoy en domingo de Pascua. El Vicario General, Javier Aparici, considera este hecho un acontecimiento providencial: “Pidamos a San Pascual, que al volver a celebrar públicamente la Eucaristía encontremos en ella el manantial que mantiene fresco el amor y da frutos de misericordia”, ha declarado.
Al final de la celebración, un concierto de carrillón interpretado por Augusto Belau ha incorporado a través de piezas características las principales instituciones de la ciudad, como las Purissimeres y les Rosarieres.