Hablando de Asociaciones, Clubs o Sociedades del tipo que sea, hoy en día no podemos afirmar que la mayoría de sus asociados participan en las mismas.
La Constitución de Cádiz de 1812, llamada “la Pepa” por la fecha de su aprobación y que debe ser considerada la primera Constitución como tal de España, duro escasamente dos años ya que Fernando VII volvería para imponer el más férreo absolutismo.
Fernando VII fue sucesor del primer Borbón de España, Felipe de Anjou, quien sucedió a los Austrias, era nieto de Luis XIV de Francia y reinó durante 45 años con el nombre de Felipe V Este y no aquel, en estas tierras es “recordado” con cierto escepticismo por haber impuesto en 1707 el Decreto de Nueva Planta que en la práctica eliminaba todas las instituciones, cargos y fueros de Aragón, pasando a ser una provincia más de la monarquía regida por las leyes de Castilla. “¡Otro que tal baila!”
Pero volvamos a la época del primero “deseado” y posteriormente “rey felón”, Fernando VII. Con la aprobación de la Pepa nació en nuestro país la ilusión de iniciar el camino de las libertades y la igualdad.
Fue en esa época y con ese espíritu cuando se creaba en Castellón el Casino Antiguo consecuencia de la libertad de reunión.
Anteriormente, nuestros ancestros, ya habían puesto en marcha alguna cofradía y poco más.
Doscientos años después Castellón de la Plana goza, según fuentes municipales, de 757 asociaciones registradas.
La “participación ciudadana” en este momento es un concepto o espacio social que reivindica la posibilidad de que la sociedad civil pueda participar de las decisiones de los diferentes gobiernos democráticos, por medio del legítimo derecho de los ciudadanos a opinar sobre los problemas y las soluciones de su entorno inmediato. Pero obviamente para poder practicarla necesita del reconocimiento y la voluntad de los políticos.
Ya casi nadie recuerda como el movimiento ciudadano o vecinal se fue gestando en los últimos años de la dictadura, amparándose en los pequeños resquicios legales que daban posibilidad a asociaciones de vecinos, amas de casas, o padres de alumnos.
Pero, además de estos espacios reivindicativos, desde mucho antes, deportes, cultura, creencias, ocio y otras cuestiones también habían creado sus asociaciones, sociedades, clubs etc. para mejorar u ofrecer una mejor calidad de vida en aspectos concretos de la misma a sus asociados o a la sociedad en general.
Más de setecientas asociaciones en nuestro termino municipal… pero ¿De qué? ¿Para qué?
Obviamente encontramos de todo. Parece ser que las propiamente culturales son el número más importante con casi doscientas, pero no por ello hemos de olvidar que hasta llegar a las más de setecientas tenemos vecinales, deportivas, de asistencia social, medio ambiente, mujer e igualdad, personas mayores, educación, infancia adolescencia y juventud, fiestas, religiosas como las cofradías que ya hemos nombrado u “otras” según el “campo de acción” definido formalmente por la institución municipal, como la Asociación Ornitológica de Castellón.
El ¿Para qué? Nos plantea una duda de considerable magnitud, ya que la participación en las mismas es de dudosa consistencia.
Hoy en día no podemos afirmar que la mayoría de los asociados participan en las mismas y mantienen su razón de ser, al mismo tiempo que no podemos defender que no tengan usos inadecuados a sus fines reglamentarios. Por último tampoco podemos decir que no sean utilizadas por algunos políticos como herramienta de control social o de justificación de sus políticas.
Importantes dudas que nos obligan a realizar un importante ejercicio de reflexión sobre la vigencia real de ciertas asociaciones, su necesidad y su pervivencia.
Miguel Ángel Mulet i Taló