Sucios y feos detalles

Sucios y feos detalles

Si es cierto aquello de que la felicidad se consigue con pequeños detalles nuestra actualidad, sobre todo la política, no nos daría ni para un solo momento de placidez. Ni una sola voz se ha escuchado, si me equivoco me corrigen, condenando los vandálicos actos contra la sede de VOX en Castellón. Debe ser que...

Si es cierto aquello de que la felicidad se consigue con pequeños detalles nuestra actualidad, sobre todo la política, no nos daría ni para un solo momento de placidez.

Ni una sola voz se ha escuchado, si me equivoco me corrigen, condenando los vandálicos actos contra la sede de VOX en Castellón. Debe ser que atentar contra la derecha, sobre todo contra aquella mentirosamente tildada de extrema, es un acto digno de ser silenciado y al parecer respetado y compartido por el resto de las fuerzas políticas, algunas también mentirosamente tachadas de democráticas.

Hemos llegado a leer como se niega a una persona, Juanvi Bellido, su derecho a militar en un partido político argumentando no sé qué raros y oscuros antecedentes del que fuera breve Presidente de la Junta de Fiestas. Que yo sepa, corríjanme también o callen para siempre, el Sr.Bellido está inmerso en dos procesos judiciales, uno con el Patronato de Fiestas y otro con la ex concejal Sara Usó, y en los dos él aparece como demandante.

Claro que la “gran” Mónica Oltra opina que “Algunos sacan las banderas para tapar vergüenzas, pero hacer patria es gobernar para las personas”, palabras reiteradas y avaladas por otro adalid de las libertades, las suyas, Ignasi Garcia.

Puede que alguien utilice la bandera de España, que palabra más molesta para nuestra vicepresidenta, para tapar vergüenzas, pero al menos no impone leyes para tapar las suyas como la de Memoria Histórica que impide, por imposición del tan democrático pensamiento único, que las nuevas generaciones puedan enterarse de las aberraciones cometidas en este país por la izquierda desde que esta existe.

Estos defensores de la ética, reitero, solo de la suya, piden la dimisión y hasta la cárcel para cualquiera por una tesis de fin de carrera o por el más mínimo gesto de agrado hacia regímenes anteriores mientras ven normal, porque ya ha pagado por sus actos, que la candidata a la alcaldía de Ávila sea una señora condenada por homicidio. Parece que quieren justificar los hechos porque al parecer fue violada por el asesinado y me extraña que se pasen el día ignorando, incluso defendiendo, a los violadores que casi a diario atacan a nuestras mujeres en nuestras calles tras haber entrado ilegalmente en España. Claro que, para Mónica Oltra y su banda, hacer patria es gobernar para las personas, para las de su “cuerda”, el resto al paredón o al gulag, algo muy marxista, humanitario y democrático.

Lo que está saliendo de la auditoría realizada a los casi cuarenta años de gobierno socialista andaluz o, a menor escala, la investigación de las cuentas de nuestra Subdelegación del Gobierno reflejan claramente aquel espíritu de “100 años de honradez” que tantos buenos réditos electorales dio. En lo que nos afecta por doméstico, las dietas descontroladas, el reparto de “dividendos”, licores, vinos y puros parece que era el día a día de aquellos que debían trabajar para nuestro bienestar y el cumplimiento de la ley.

No tenemos dinero para limpiar nuestras calles, es obvio a la vista del asqueroso mal rato que pasas paseando por la ciudad, parece no haber fondos para iluminar nuestras calles, convertidas por falta de luz en propicios escenarios para la delincuencia y poco transitadas por la inseguridad que transmiten, pero sí hay dinero, para eso que no falte, pudiendo además estar cometiendo un delito de odio, para derribar, incumpliendo un democrático acuerdo plenario, la Cruz de Ribalta o “cargarse” el topónimo en español de la capital de La Plana sin el más mínimo argumento social o lingüístico, tan solo por la “guerra santa” declarada a lo español.

En fin, que en general no parece un buen detalle crear “cordones sanitarios” para no contagiarte de la honradez de algunos mientras nos hacemos fotos con Arnaldo Otegi.