Critican "la puesta en escena de un Consell que, expresándose solo en castellano en público, pretende dar lecciones sobre el valenciano auténtico".
Los técnicos lingüísticos de la administración del Consell han emitido una advertencia sobre el modelo formal del valenciano, señalando que no debería ser objeto de debates estériles en cada nueva legislatura. En cambio, abogan por políticas decididas que impulsen el uso del valenciano en todos los ámbitos y eviten su exclusión social y económica.
En un comunicado titulado ‘A cada bugada perdem un llençol… i ja en van quatre‘, el Colectivo de técnicas y técnicos lingüísticos de la Administración del Consell ha expresado su opinión sobre la política lingüística del gobierno valenciano,
Especialmente en relación con los nuevos criterios lingüísticos para la Administración, que buscan acercarse al valenciano hablado en la calle.
En su comunicado, enviado a los medios por el sindicato STEPV, estos profesionales cuestionan algunas afirmaciones del conseller de Educación, José Antonio Rovira, sobre la ortografía del valenciano, recordándole que no es un asunto opinable, ya que está establecida desde 1932 y ha sido ratificada institucionalmente por la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL).
Critican la falta de un código único fijado para el valenciano, en contraste con otras lenguas cultas como el castellano, inglés, italiano o alemán, considerando esta situación como una lesión simbólica a los derechos de los hablantes valencianos.
Reconocen que es competencia del Consell definir el referente estilístico para los usos formales del valenciano en su administración, pero subrayan la importancia de no debilitar el estatus de la lengua y garantizar una comunicación eficaz con la ciudadanía mediante un patrón homogéneo.
Sin embargo, apenas han transcurrido cuarenta años desde la recuperación de la oficialidad del valenciano en el ámbito administrativo y en otros ámbitos formales, y durante este corto período de implantación progresiva del valenciano, adaptada por el personal administrativo a nuevas competencias lingüísticas, ya se han sucedido cuatro modelos de estándares.
Aclaran.
Expresan que el personal técnico responsable de la supervisión lingüística ha observado con preocupación estas revisiones sucesivas del modelo de lengua, ya que siempre han coincidido con el cambio de gobierno en el Palacio de la Plaza de Manises.
Además, hacen una serie de reflexiones. La primera de ellas es que desde que la Generalitat aprobó en 1995 los primeros Criterios lingüísticos hasta la fecha actual, en la Administración del Consell se han seguido preferencias ortográficas (acentuación occidental), gramaticales (formas verbales del valenciano general) y, a veces, incluso un doble paradigma morfológico que se aplicaba según diferentes registros (demostrativos), así como léxicas adaptadas a la realidad lingüística valenciana.
Nos hemos esforzado en esta tarea y seguimos comprometidos con ella.
Afirman.
Por otro lado, consideran que «intentar reintroducir el discurso simbólico de la recuperación del valenciano genuino y auténtico, frente al que se había empleado recientemente, un valenciano supuestamente ajeno y catalanizado, no hace justicia a la tarea que hemos estado llevando a cabo durante muchos años». «Y, además,» continúan, «abre una fractura de grandes dimensiones respecto al modelo de lengua que han estado empleando durante estos últimos cuarenta años los otros ámbitos de la sociedad: el educativo, incluyendo el universitario, los medios de comunicación, el sector empresarial, los escritores y un largo etcétera».
Si se desea revitalizar una lengua que ha ido perdiendo hablantes en las últimas décadas, «someter el modelo formal a cambios periódicos por razones extralingüísticas es una temeridad irresponsable.
Aseveran.
«Es evidente que los criterios lingüísticos deben reducir el código a una serie de opciones consideradas más adecuadas para los usos administrativos, pero creemos que no hay motivo para excluir otras que han contado con un amplio consenso en los diversos ámbitos durante mucho tiempo. La ventaja de una lengua radica en su versatilidad, la posibilidad de recurrir a diferentes opciones formales del código según los distintos registros», argumentan.
Por lo tanto, señalan, «siempre hemos seguido un modelo convergente con la normativa oficial del resto del dominio lingüístico con el que compartimos código (Islas Baleares y Cataluña), en el marco del dictamen aprobado por la AVL en 2005 y en el que seguimos trabajando».
Es un marco necesario del que no podemos ni debemos renunciar, al igual que ninguna lengua culta del siglo XXI que aspire a sobrevivir en un mundo sujeto a constantes cambios económicos y tecnológicos.
Destacan.
Además, critican «la puesta en escena» que ofrece un Consell que, «expresándose exclusivamente en castellano en público, pretende dar lecciones sobre cuál es el valenciano auténtico». Esto, en su opinión, proporciona «la clave» para entender el mensaje,
Por un lado, la escasa consideración que se tiene hacia la lengua propia de la Generalitat y, por otro lado, la priorización del castellano como lengua de uso principal en la Administración; una acción que perjudica gravemente a la lengua más vulnerable, que aún necesita un trato preferencial.
Por lo tanto, demandan «un ejercicio de responsabilidad por parte de quienes nos representan en la esfera política». «El modelo formal del valenciano no debe ser objeto de un debate estéril que lo convierta en un problema en cada nueva legislatura y lo sitúe en una posición completamente desigual respecto a la otra lengua cooficial», argumentan.
Y abogan por «acciones rigurosas que respeten y den continuidad al referente lingüístico consolidado con tanto esfuerzo en estos últimos 40 años, así como políticas decididas que promuevan el uso del valenciano en todos los ámbitos».
«La alternativa opuesta», advierten, «solo puede condenar al valenciano al ostracismo social y económico, a limitarse al ámbito doméstico y, como máximo, a manifestaciones esporádicas de carácter puramente folclórico. En definitiva, lleva a cuestionar absolutamente los derechos de las personas que hablan valenciano a vivir en su lengua». Concluye.
Fotografía portada: Conseller de Educación, José Antonio Rovira – X @GVAeducacio