El público mostró emociones y devoción, destacando el tradicional acto de levantar a bebés sobre la multitud para que toquen el manto de la Virgen.
Este domingo, una multitud de valencianos ha acompañado con emoción a la Mare de Déu dels Desemparats, patrona de València, durante su traslado desde la Basílica de la Virgen hasta la Catedral. El evento transcurrió más rápido de lo habitual y sin incidentes notables.
La procesión comenzó puntualmente a las 10:30 horas con la salida de la imagen de la Virgen de los Desamparados desde la Basílica. En medio de cánticos como «Valencians, tots a una veu: visca la Mare de Déu«, la procesión siguió su recorrido tradicional rodeando la plaza de la Virgen y por la calle del Micalet hasta la Catedral.
Durante todo el trayecto, la Mare de Déu fue llevada por devotos seguidores mientras miles de personas se congregaban en la plaza de la Virgen desde tempranas horas. El público mostró emociones y devoción, destacando el tradicional acto de levantar a bebés sobre la multitud para que toquen el manto de la Virgen.
El traslado fue más ágil de lo habitual, ya que la imagen partió puntualmente y ocho minutos después ya había cruzado la plaza y a las 10:44 estaba enfilando la calle del Micalet hacia la puerta de los Hierros de la Catedral. Finalmente, entró a la Catedral a las 10:55 horas, sin contratiempos.
El ‘president’ de la Generalitat, Carlos Mazón, la alcaldesa de València, María José Catalá, y otras autoridades han presenciado, como es costumbre, el Traslado desde la Casa Vestuario. Desde allí, lanzaron pétalos al paso de la imagen de la Mare de Déu.
Mazón, ha participado en la Misa d’Infants con motivo de la festividad de la Virgen de los Desamparados. El líder del Consell ha destacado la importancia de uno de los eventos más concurridos y conmovedores en honor a la ‘Geperudeta’, patrona de la ciudad de València. En este sentido, ha señalado el día de hoy como «un momento muy especial en el que València se engalana y siente de una manera única a su ‘mare de Déu’, con ese ambiente de convivencia que tanto apreciamos los valencianos».
La festividad de la patrona de València comenzó a las cinco de la madrugada con la misa de Descoberta en la Basílica. A las ocho se llevó a cabo la Missa d’Infants en el altar de la plaza de la Virgen, y a las 10:30 horas dio inicio el Traslado desde la Basílica hasta la Catedral. Esta tarde se llevará a cabo la Procesión General por las calles del centro de la ciudad, adelantada este año a las 17:30 horas.
Misa de Descorberta
En la misa de Descoberta, celebrada en la Basílica, el sacerdote Enric Roig, secretario personal del Arzobispo de Valencia, quien presidió la ceremonia, destacó la importancia de los momentos que van desde este acto hasta el regreso de la Mare de Déu a la Basílica al final del día, después de la Procesión.
Son miles los corazones valencianos que se descubrirán ante la Virgen para expresar su dolor, alegría, necesidad y gratitud. Sé lo que significa para un valenciano dirigir su mirada a la Virgen.
Roig subrayó que la vida «es un camino para todos» y resaltó que la víspera del día grande de la Mare de Déu «se ha convertido en una gran noche de peregrinaje». «Qué imagen tan auténtica de la Iglesia, en su diversidad, en sus carismas, de pueblos, familias, pero un mismo nexo de unión, y puede ser que ante la Virgen esta realidad de comunión sea más patente que en ningún otro lugar», reconoció.
Ni ricos ni pobres, ni perfectos ni despreciables, ni de izquierdas ni de derechas, ni de pueblo o de ciudad. Qué experiencia de unión la del amor de la Madre, como en una gran familia.
Señaló Roig, destacando a la Virgen como «imagen de la comunión» para los cristianos, «tan distintos pero con un mismo sentimiento de aprecio y devoción».
Los que sufren, los enfermos, los desilusionados, los desempleados, los que se sienten solos, los que han cometido errores… todos encuentran en ella perdón, comprensión, consuelo y una nueva esperanza.
Enfatizó Roig, celebrando que hoy València, en el día de su patrona, «se convierte en un pedazo de cielo para reafirmarnos en la esperanza de que ese final es posible». Concluye.
