Con la venia: Salud, besicos, y cuidaos mucho de esa brisilla que acecha en la sombra.
V.
Tarde de parraple con La Cente. Ella resuelve sopas, yo tecleo la columnata. Al rato me pregunta:
-¿Hijo, tú qué tal duermes?-
-Como un niño sin deudas, Madre.-
-Pues yo me paso la noche en blanco.-
-…roncando como un bisonte, Madre.-
-Eso no es verdad…-
-Más que el IVA.-
-Me vas a decir tú a mí…-
-Tengo pruebas.-
-¿…?-
-Está grabado.-
– No es posible. Yo no ronco.-
-Entonces yo no bebo, Madre.-
-No te burles. Ya llegarás a mi edad y verás lo que es bueno.-
-No me burlo, solo pongo los ronquidos en su sitio.-
-Tonterías, lo que pasa es que ya estoy sobrando…-
.¿Qué dices, Madre?-
-Que ya sobro yo deste mundo…-
-¡Y una lechefríta! Piénsalo, Madre, si te mueres tú me dejas a mí en pantalla, y el siguiente al que le toca espicharla soy yo. ¿Es quieres que entierren a un hijo tuyo?-
-¡Claro que no! ¡Qué barbaridades dices!-
-Pues no te mueras. Por lo menos hasta que yo te diga.-
-Bueno, Hijo,…pues ya me avisaras cuando me toque.-
-Déjalo de mi cuenta, Madre. ¿Quieres una pera para merendar?-
-Mira que no esté verde.-
-Madura te la busco pues.-
-Bien, Hijo, gracias.-
-De mil amores, Madre.-
S.
Un siglo cumpliría hoy Betty Mae Page. La que con un flequillo y una sonrisa inigualables, aguantó la fama indeseable que le dió ser deseada por millones de machirulos, en una sociedad tan sexófoba como todas las del Libro.
Será de lo más primario si se quiere, porque al sexo apunta y eso tiene mala prensa, pero me parece muy más mejor tener achinchetada en la taquilla una foto de Betty Page, que no soportar la efigie de la Deidad Política de turno presidiendo el salón comedor familiar.
D.
Los humanos nos damos las gracias en este día, por haber construído la única Máquina del Tiempo que siempre funciona. Celebramos haber edificado, y saber disfrutarlos, esos Palacios de la Memoria sin los que nada seríamos, esos Maravillosos Espejos Encuadernados que nos reflejan como especie pensante.
Feliz Día de los Libros. Felicisimas lecturas.
L.
Se han incendiado las Redes. Se cuentan ocho millones pares de visualizaciones en solo tres minutos. Todo a consecuencia del Tremendo Notición que es el último eslabón de una larga tradición porrómpompóm. Amarráos los machos nenes, porque…
¡Una Testa Coronada, puede que haya tenido descendencia (extramatrimonial) con una Miembra de la Aristocransia más ransia! ¡Horror, furor, terror, y olor a caca de criatura!
A la vista de tal novedad, trompeteada por inciertos medios, está claro que, incluso con suerte, acabaremos pegando con la testuz contra el pesebre.
Virgo fidelis, que torturita más tonta.
M.
En sus tiempos de escasez económica, mi futuramente famoso antepasado Saïd-el-Gandúl, acuñó una máxima que dice así: Lujo japonés, mucho lujo és. En la cocina me toca aplicarla hoy, preparando una Papillote Binibeca. Con gusto os comparto la fórmula.
Sobre base de un calçot en bastonillos, poned un taco de bacalao, macerado en emulsión de aceite y fino, y encamisado con tiricas de pimiento del piquillo. Le hará bien un pulsito de pimienta blanca o, mejor aún, de harissa. Cerrad el albal a cintón, y meted el paquete a fuego poco. Cuando huela a Mariasantísima, emplátese la joya.
Como ayuda al condumio, en la copa de balón sería bueno que hubiera un fondo prudente de fino bien frío. Rellénese con sifón al gusto. Este Apañús es moderadamente alcohólico, refrescante mucho, y bastante menos tóxico que el odioso rebujito.
Eso si; el postre, imperdonablemente, será un taponazo de Blanton’s Gold Edition. Usando así de unos dineros bien gastados, no caeremos en el consumo de ningún cochino bebedizo disfrazado de bourbon, enemigo del bienestar hepático y mental.
X.
¡Malvada eres tú, e insidiosa! Seguro que has pagado un caro servicio del Photochopsuey, (o el de una Artimañal Inintelingensia), para alterar la verdad de aquellas grabaciones, y difundir imágenes falseadas e insultantes de mi persona, que abismarán en la vergüenza los últimos cincuenta años de vida deste humilde anciano.
Lo que dices es mentira, y además no es cierto. Esas imágenes han sido retocadas para que cuenten lo que no ocurrió. Yo no he llevado puestos bermudas nunca jamás en mi vida. Ni siquiera en la intimidad de mi retrete. Lo juro por el Krug Vintage 2008.
Y que sepas, perdularia indiculiebre, que hay un castigo escrito en las estrellas para quien hace escarnio de un pobre viejo desamparado. Como es mi caso.
Ha muerto Belafonte. La mayoría de todos los pocos que le recuerdan tararean su Banana Boat. Me excluyo de tal grupo. La pieza que yo adoro cantada por Harry, es el magnífico e hilarante dúo con Odetta que lleva por título: Hay un agujero en el cubo.
Recomiendo vivamente su escucha y disfrute.
J.
Querida futurible: muy reconocido te quedo por el emoticono cardíaco que me envías, mediante la página de Empajareo Senil. Podías haber pulsado el aspa, tachándome a perpetuidad, pero comprendo que estés hechizada por la apostura varonil que transmiten mis fotos, y alabo por ello tu buen gusto.
Además tienes la sinceridad de admitir que buscas algo informal, y ahí acertaste de pleno; nadie está más titulado que yo en informalidad.
Pero pónmelo un poco más fácil por tu parte; dame algún dato relevante sobre tí. Algo más trascendente que tu visita a Masalfasar en junio del 17 la cual, con ser interesante, no aporta gran cosa al devenir de los tiempos, ni suscita mi enamoramiento inmediato.
Y, por favor, como reclamo visual no me pongas fotitos de los nietecitos, porque tu móvil tiene el objetivo en modo saturación, y salen los niños de un color anaranja subío, dando mucho susto a las personas sensibles. Como yo mismo.
Contra la instantánea desa paella que te «saliómuybuena» no me ensañaré, porque es un hito visual. Ni el Becafumi logró pintar un infierno tan colorido. Creo, de buena fe, que debería ser portada del Códex Borgiano sobre venenos.
Quedo a la espera de una respuesta tuya, un poquito más coherente, que nos facilite una aproximación amatoria. O lo que sea que venga de todo esto. Que estoy abierto a la aventura yo.
B.S.R.
Venga un aria vibrante, y sea ella Di Quella Pira, en versión del Pavarotti. Nunca falla.
Manolodíaz.