A lo largo de los meses de noviembre y diciembre se está llevando a cabo en Villafranca un taller de amigurumi a cargo de Anna Folch. El amigurumi es una técnica de ganchillo de tradición japonesa que consiste en tejer figuras en tres dimensiones y que está teniendo gran aceptación en la sociedad occidental.
Folch, aficionada a las manualidades, se adentró en este mundo gracias a un encargo con la técnica del ‘patchwork’. Su aprendizaje ha sido cien por cien autodidacta a través de tutoriales y de búsquedas por la red de los patrones que más le gustaban. Y es que se lo propuso como un reto y así fue incrementando la dificultad de las creaciones.
En el curso que imparte en Villafranca se ha empezado desde la base, aunque había alumnado que ya tenía nociones de amigurumi. El objetivo que se ha marcado es aprender lo más básico para tejer algunas decoraciones navideñas.
Las figuras se inician a partir de un anillo mágico y se trabaja siguiendo un patrón en espiral. Los puntos se tejen en tres dimensiones y finalmente se rellena el interior con miraguano.
Aunque a priori puede parecer complicado, Anna Folch afirma que es fácil y que sobre todo “no hace falta saber hacer ganchillo”. Recordemos que esta villafranquina ya introdujo la técnica del amigurumi durante el confinamiento, con dos tutoriales básicos a través del canal de youtube de ‘Vilafranca es queda a casa’.
Parece que este es el homenaje que la sociedad occidental hacemos a nuestras abuelas que, de alguna forma, intentaron enseñarnos a hacer cadenita y no lo lograron.