Villafranca del Cid entierra objetos de su historia en las Fuentes del Losar

Villafranca del Cid entierra objetos de su historia en las Fuentes del Losar

Es así como Vilafranca ahora conserva un trocito de las vidas de diferentes vecinos y vecinas y los protegerá del paso del tiempo.

 

El pasado fin de semana, las Fuentes del Losar fueron el escenario de un emotivo evento en el que la emoción y el transcurso del tiempo tomaron protagonismo. Cinco personas y dos colectivos de Vilafranca se reunieron para enterrar objetos con una rica historia detrás, con el objetivo de preservarlos a lo largo de los años. Este innovador proyecto fue concebido por José Antonio Portillo.

En la entrada de las Fuentes del Losar, se presentó el proyecto del ‘Museu del temps’ y, acompañados de música, se llevó a cabo el primer entierro. Sergi Albert enterró un bote de diésel, considerándolo la «sangre que impulsa la sociedad y la economía global» en la actualidad. Este acto simbolizó una reflexión sobre el uso masivo de este combustible y la importancia de buscar formas de mejorarlo y repensar su consumo.

Luego, el grupo ‘els cocodrils’, compuesto por estudiantes de quinto grado del C.E.I.P Don Blasco de Alagón, enterraron un cuaderno que habían creado y titulado ‘Som afortunats de viure a un poble’ (Somos afortunados de vivir en un pueblo). Con este gesto, destacaron todas las ventajas de vivir en Vilafranca y enterrarlo simbolizó la preservación de esas raíces a lo largo del tiempo.

Mercedes Pitarch también enterró su objeto, un cuadro que había pintado durante la Guerra Civil, para conservar los recuerdos de esa época que aún guarda en su memoria. Las anécdotas e historias de Mercedes quedarán resguardadas en las Fuentes del Losar.

Enric Beltrán quiso aportar su parte al ‘Museu del temps’ con un cencerro que enterró junto a la fuente. Este objeto, que representa su vida cotidiana, resaltó la importancia del trabajo en la tierra y la necesidad de cuidarla sin explotarla. De esta manera, Enric valoró la vida en el entorno rural que eligió para vivir.

Las Fuentes del Losar ahora albergan también un espejo de Alba Loras. Ella decidió enterrar este objeto «no para olvidar una de las etapas más difíciles de mi vida, sino para recordar que un momento complicado me ha moldeado en la persona que soy hoy». Alba superó un tumor cerebral que le causó parálisis facial, y este espejo fue testigo de su recuperación. Además, el objeto fue enterrado en un lugar del Arborètrum desde donde se ve su casa, simbolizando su historia de superación.

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Juan Dolç optó por enterrar su primer arnés de escalada. Este objeto quedó sepultado al final de las Fuentes del Losar, hacia la montaña, la zona que representaba la comodidad para Juan. De esta manera, compartió con la comunidad un aspecto fundamental de su vida, destacando la belleza de la escalada.

Finalmente, otro grupo también enterró una parte especial de su vida. Un conjunto de jóvenes nacidos en 2006 y 2007 enterraron una placa con un código que enlaza a una lista de reproducción musical. Esta lista contiene canciones significativas para el grupo a lo largo de sus experiencias, y la placa incluye una foto de los miembros de este colectivo.

En total, cuatro de estos entierros se llevaron a cabo el sábado y tres el domingo. A través de códigos QR distribuidos por las Fuentes del Losar, los visitantes pueden seguir el recorrido y conectarse con los objetos enterrados y sus historias. De esta manera, se ha creado un museo al aire libre único. La organización agradece a todos los que participaron en el evento y a quienes asistieron a presenciarlo. Además, se alegran de que el tiempo fuera favorable y de la gran afluencia de personas. Así, Vilafranca ha conservado un pedacito de la vida de diversos vecinos y vecinas, protegiéndolos del inexorable paso del tiempo.