Voluntarios de Cáritas Vila-real han asegurado que 125 personas coman en verano

Cinco escuelas de la ciudad entregan el excedente del comedor, pero cuando llegan los meses de vacaciones este servicio hace una pausa. Por este motivo, hace tres años que los voluntarios mismos se encargan de cocinar para permitir una correcta alimentación de personas que pasan por una situación de precariedad.

Las cocinas están en los locales de Cáritas de la calle Calvari 197. Una parte está cedida por la familia Carda y otra la compró la entidad de la Iglesia Católica. Ahí se centralizan también el ropero, el servicio de duchas, clases de castellano y refuerzo escolar. Los lunes van voluntarios de la Arciprestal, los miércoles de Santa Isabel, los jueves de los Santos Evangelistas y los viernes de Santa Sofía. En total son 15, y cada equipo tiene su especialidad: fideuá, carne, pasta, pescado o paella.

Los alimentos de base son donados por Consum y un par de panaderías. Cuando es necesario, los voluntarios compran lo que falta. Después de los fogones, se preparan las porciones y se reparten de 18 a 19:30h de lunes a viernes, al tiempo que se abre el servicio de duchas.

Durante el año, Cáritas de Vila-real atiende a 150 familias con ayudas materiales y dedicándoles tiempo: “Para la mayoría, encontrar a alguien que les escuche es casi más importante que la comida o colaborar a pagar una factura”, asegura Carmen Miralles, directora de la inter-parroquial. Esta obra se realiza gracias a la participación de 80 voluntarios. El sábado próximo, 31 de agosto, el paso solidario por el manto de la Virgen de Gracia en la Arciprestal destinará la recogida de alimentos no perecederos a Cáritas. “Es el tercer año que se organiza por iniciativa del párroco, Javier Aparici, y la gente es muy generosa”, asegura Carmen Miralles.