El jurado no apreció en su resolución ni la mitigante de confesión (el hombre reconoció los hechos en el juicio), ni la de arrebato.
La Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a un hombre a diez años de cárcel por asfixiar a su pareja de hecho en el distrito valenciano de Patraix y ocultar su cadáver en el maletero de su vehículo. Así se desprende de la sentencia, a la que ha tenido acceso Castellón Diario dictada tras la resolución de culpabilidad emitido por el jurado popular que juzgó al acusado.
El jurado no apreció en su resolución ni la mitigante de confesión (el hombre reconoció los hechos en el juicio), ni la de arrebato. Sí estimó la reparación parcial del daño por el hecho de que pagó ocho mil euros de los cincuenta mil que se solicitaban de indemnización al comienzo del juicio.
La Fiscalía demandaba para el hombre una pena de doce años de cárcel por un delito de homicidio con las circunstancias agravantes de cometer el delito por motivos de discriminación por género y de parentesco. Le aplicaba la mitigante de reparación del daño.
El tribunal, tras estudiar el caso, ha decidido imponer al acusado diez años de cárcel. Los hechos se remontan al veinticuatro de agosto del año dos mil veinte, cuando el condenado, sobre las doce de la madrugada, sostuvo una discusión con su pareja de hecho en su domicilio de la calle Meléndez de València.
Tras un forcejeo, el hombre puso sus manos sobre su cuello haciendo fuerte presión hasta el momento en que la mujer dejó de respirar. La mujer murió en el acto por insuficiencia respiratoria aguda producida por mecanismo de asfixia mecánica por estrangulación. Seguidamente, el acusado, tras continuar un número de horas indeterminado al lado del cadáver, lo envolvió y lo cargó hasta el vehículo de la mujer que se hallaba estacionado en las cercanías.
Tras emplear las llaves del coche que él mismo tenía, introdujo el cuerpo en el maletero y lo abandonó tras rociarlo con una sustancia cáustica. El cadáver fue descubierto el treinta de agosto, en la confluencia de las calles Pablo Meléndez con Fontonares, una vez que se hubiese denunciado la desaparición el día precedente.
La fallecida tenía en el instante de su muerte treinta y un años, no tenía descendencia y carecía de familiares en España, siendo su madre, residente en Uruguay, su familiar más directa.