Asarta exige a Pedro Sánchez proteger nuestros cítricos y el olivar de Castellón

Asarta exige a Pedro Sánchez proteger nuestros cítricos y el olivar de Castellón

El Diputado de VOX por Castellón, Alberto Asarta, ha presentado una Proposición No de Ley para proteger nuestros productos frente a la competencia desleal de países no europeos que está arruinando a nuestros agricultores

En la pasada campaña citrícola más de medio millón de naranjas y mandarinas valencianas se quedaron en los árboles por la inundación del mercado y el hundimiento absoluto de los precios

 

Nuestro diputado de VOX por Castellón, Alberto Asarta, ha presentado en el Congreso una Proposición No de Ley (PNL) junto con la diputada Macarena Olona para instar al Gobierno de Pedro Sánchez a proteger de manera contundente nuestros cítricos y olivares frente a la competencia desleal de los países de fuera de la Unión Europea que están arruinando a nuestros agricultores. Y es que los acuerdos comerciales internacionales que la UE ha firmado con terceros países está provocando un impacto muy perjudicial para la agricultura española y más concretamente a los cítricos y el olivar en la provincia de Castellón.

Así, en el texto, Asarta insta al Gobierno a exigir a las instancias europeas la aplicación necesaria del Principio de Preferencia Comunitaria en todos los acuerdos comerciales que nos afecten para defender nuestra agricultura y se establezcan a los países de fuera de la Unión Europea cupos de volumen que eviten la sobreoferta, aranceles compensatorios y ventanas que respeten nuestras campañas agrícolas europeas.

Además, reclama a Pedro Sánchez que exija a la UE la aplicación de unos protocolos de control sanitario que garanticen que el producto importado esté libre de patógenos y de plagas, así como que no se permita la entrada en Europa de productos que contengan residuos de principios activos (fitosanitarios) cuyo uso esté prohibido aquí en la Unión Europea.

Asarta pide a través de esta PNL un seguimiento serio e independiente del impacto en el mercado de las importaciones de países terceros, para la aplicación, en tiempo, de la salvaguarda prevista en los Tratados que se deberán solicitar con tiempo suficiente a la producción de daños, así como la exigir a la Comisión Europea la revisión urgente de los Tratados citados en la exposición para negociar la extracción de aquellos productos agrícolas, que, según el estudio de impacto, se demuestre que están siendo perjudicados por la importación de esos terceros países.

El texto concluye con la petición de compensar, mientras se renegocian los Acuerdos Internacionales, con fondos europeos de la Política Agraria Común (PAC) el perjuicio causado a la producción europea y no ratificar Mercosur (Mercado Común del Sur integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela y Bolivia) con la actual redacción, ya que los cítricos y sus transformaciones industriales (como los zumos) deben salir del acuerdo o que aparezcan como productos sensibles y se les marquen unos cupos limitadores que no perjudiquen a las producciones de Europa.

El Libre Comercio y el abandono el campo o la ruina

 

Alberto Asarta, diputado de VOX, ahonda en el documento presentado en el Congreso en que los países en los que se han firmado los acuerdos de Libre Comercio con la UE tienen unos costes de producción muy bajos en comparación a los costes que se generan en España: los salarios en estos países son muy bajos (Sudáfrica 221 euros al mes; Marruecos 209 euros al mes; Egipto 84 euros al mes; Brasil 240 euros al mes; Argentina 264 euros al mes; Uruguay 308 euros al mes… El salario agrario en Marruecos es de 0,65 y 0,75 céntimos de euro la hora). Además, estos países juegan con su moneda devaluándola y tienen muy bajos impuestos y una laxa o inexistente legislación fitosanitaria.

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Todo ello, según la PNL presentada por VOX y firmada por Asarta y Olona, tiene unas nefastas consecuencias para el agricultor español:

  1. No beneficia a la agricultura local, sino todo lo contrario, a los grandes fondos especulativos y multinacionales agroalimentarias que han adquirido o alquilado grandes superficies de tierra.

  1. Inundación del Mercado Europeo por parte de estos países extracomunitarios de los mismos productos agrícolas que producimos aquí, lo que provoca el hundimiento de los precios por debajo, incluso, de los costes de producción. (En la campaña 2018/2019 más de medio millón de toneladas de cítricos se quedaron sin recoger en los árboles y los precios de las naranjas y de las mandarinas oscilaron entre los 5 y los 15 céntimos cuando los costes de producción fueron de 15 céntimos para la naranja y 20 céntimos para las mandarinas). En la presente campaña el problema está ocurriendo con todo tipo de fruta, hortalizas y con el aceite.

  1. Los agricultores, arruinados, están abandonando el campo. Una tierra de cultivo que pasa a ser tierra abandonada.

  1. Se está perdiendo la soberanía nacional alimentaria; la alimentación no puede estar en manos de países extranjeros.

  1. La UE no exige reciprocidad fitosanitaria. En estos países de fuera de la UE se utilizan fitosanitarios prohibidos en Europa, ya sea porque son dañinos para el medio ambiente o para la salud de las personas. Pero, la UE permite la entrada de estos productos por lo que está atentando contra la salud de los europeos y españoles.

  1. Se está produciendo un gran daño medioambiental innecesario, ya que se están transportando desde miles de kilómetros con buques y transporte de mercancías ultra contaminantes alimentos que producimos aquí en Europa. Ante la imposibilidad de competir, nuestros agricultores arrancan los árboles. Unos árboles necesarios para renovar el aire y conservar el medio ambiente. Como dato orientativo: los 15 buques más grandes del mundo contaminan tanto como 760 millones de vehículos.

  1. Introducción de plagas endémicas a través de los productos de fuera de la UE, para las que no existe en Europa el agente de control biológico que pueda controlarlas.

  1. Indirectamente, se es cómplice de la explotación laboral, explotación infantil, la falta de derechos de todo tipo y del fraude fiscal, ya que las grandes compañías multinacionales agroalimentarias, normalmente europeas, cultivan en esos terceros países con esas prácticas y después venden en Europa evitando los impuestos de producción.