Limpieza y disponibilidad, así se preparan las parroquias a la reapertura de los templos
El lunes que viene, 11 de mayo, será un día importante. Después de 50 días los templos volverán a abrir las puertas para el culto con fieles. Aún no se podrá asistir con plena normalidad, pero sí que podo a poco, dentro de las medidas de desescalada del confinamiento y siguiendo las instrucciones de las autoridades sanitarias, se podrá participar en la celebración de la Eucaristía presencialmente. Los párrocos aseguran que la gente espera este momento con alegría. Para que todo vaya bien estos días las parroquias están disponiendo las medidas de higiene necesarias y los sacerdotes aseguran que si es necesario aumentarán el número de misas para que todo el que lo desee pueda comulgar.
La Catedral, en Segorbe, abrirá sus puertas el lunes para la Misa de las 10 de la mañana. Estos días una empresa de la ciudad está realizando las tareas de limpieza. Federico Caudé, encargado de la pastoral, asegura que “los cristianos que suelen venir a misa preguntan y tienen ganas de volver y encontrarse con el Señor”.
Un tercio de la capacidad del templo, el número permitido en esta etapa, son 70 personas. Por tanto no tendría que haber problemas para asistir, y más, si como se prevé, “habrá un poco de reticencia entre los más mayores, que son población de riesgo, y quizás tarden unos días más en incorporarse de nuevo a la vida parroquial”, reconoce Federico Caudé. Ellos tendrán que conformarse con la misa televisada. Precisamente durante la etapa más restrictiva del confinamiento se ha hecho así. Los fieles de Segorbe han podido seguir las celebraciones a través de la televisión local: “Muchos se han llenado de entusiasmo, ánimo e ilusión, incluso de los pueblos de la comarca”, asegura el canónigo y párroco de San Pedro.
En el extremo sur de la Diócesis, Los Santos Juanes de Almenara han recurrido a una empresa local para asegurar una limpieza profesional. La mañana del viernes las operarias de Limpieza Montesinos lo han dejado todo a punto para acoger de nuevo a los fieles el lunes a las 19h. A la puerta se ha previsto la figura de los ostiarios, que acogerán a los participantes al tiempo que controlarán el aforo.
El párroco, Sergio Mendoza, da testimonio de que “mucha gente dice que quiere volver y que tienen muchas ganas de poder celebrar, comulgar y recibir al Señor sacramentalmente”. Se tendrá que ver la respuesta que hay, pero el sacerdote ya se compromete a duplicar celebraciones sobre la marcha tanto en el pueblo como en la playa para que nadie se quede sin la Eucaristía. Los horarios del domingo son a las 19h la víspera, a las 9:30, a las 12h y a las 13h en el pueblo, y en la capilla de la Playa a las 10:30h.
Las parroquias de Castellón están preparando también el regreso de los fieles a los templos. Entre viernes y sábado un equipo de 15 personas lo dejaran todo listo en Nuestra Señora de la Esperanza. Desde el inicio del estado de alarma el párroco, Francisco José Cortés, ha retransmitido la Misa por redes sociales, alcanzando en algunas sesiones las 300 visualizaciones. Pero esto no quita que los fieles estén esperando poder regresar presencialmente. Con todo, las personas mayores o enfermos pueden tardar en regresar: “Por eso hasta que recuperemos la normalidad seguiremos con las retransmisiones”.
Desde las nueve de la mañana Francisco José Cortés abre las puertas exteriores para que la gente pueda rezar desde el cancel. A partir del lunes, a las 16:30 también se permitirá el acceso al interior para la adoración al Santísimo, confesiones y la Eucaristía a las 19h. “Como que la iglesia es grande podrían venir hasta 70 personas respetando las distancias de seguridad”, asegura el párroco. De todos modos se dispondrán cuatro personas a la entrada para acoger y acompañar las personas en su sitio. No se prevé superar el aforo permitido, pero si fuera necesario se aumentarían las celebraciones o se modificarían los horarios para facilitar la participación.
Un caso muy diferente es el de las poblaciones pequeñas. A José Marín, vicario de San Cristóbal de Castellón, el confinamiento le cogió en Montán y Montanejos, donde es el párroco. Por eso ha pasado dos meses viviendo de modo estable allí. La reacción de la gente ha sido muy positiva: “Valora un montón que el pastor esté con ellos cerca, que puedan llamar. Saber que estás ahí les da seguridad”, declara. Y la experiencia que queda, asegura, es que “haber compartido una vivencia, aunque sea negativa, refuerza la comunidad. Mucha gente se ha acogido a la oración, convencidos que tiene fuerza si se hace con fe, aunque no se comparta la presencia. Y muchos que estaban más tibios han recuperado el fervor”.
Un medio que ha ayudado estas semanas ha sido las retransmisiones online de las laudes, la Misa, las vísperas, el rosario y la adoración cada día, enlazando el canal Youtube del párroco con el de la televisión local para facilitar el seguimiento de las personas mayores. A partir del 11 de mayo ya se podrá volver al templo: A las 9h el lunes en Montán, el martes en Montanejos, y así sucesivamente. Pero las emisiones se mantendrán para las personas mayores.
En una parroquia pequeña no hay mucha gente y por eso mantener al limpieza será una tarea laboriosa, admite José Martín. Eso no quita que después de cada celebración se será escrupuloso en la desinfección. En las puertas se dispondrán personas para acoger, distribuir hidrogel y verificar que los fieles pasen por una alfombra humedecida con desinfectante para los pies.
La recuperación del culto público, tendrá que ir acompañado de otras dimensiones de la vida de la comunidad parroquial, en particular el de la caridad: “En la zona donde estoy, sobretodo en Montanejos, al ser un pueblo turístico ha afectado económicamente a muchas personas. El reparto de alimentos de Cáritas ha aumentado considerablemente y se espera un aumento más drástico en los próximos tiempos. En colaboración con Servicios sociales y Ayuntamientos hemos preparado un centro de asistencia para poder ofrecer ayuda adecuada en cada caso”, explica el párroco.