Parece mentira, pero el refranero español no sólo es rico y prolífico, sino que, además, no pasa de moda y sus aseveraciones siguen teniendo una rabiosa vigencia. Hoy vamos a centrarnos (ya que hoy en día parece ser que la “centralidad” es lo políticamente correcto) en el famoso refrán “Cuando las barbas de tu vecino...
Parece mentira, pero el refranero español no sólo es rico y prolífico, sino que, además, no pasa de moda y sus aseveraciones siguen teniendo una rabiosa vigencia.
Hoy vamos a centrarnos (ya que hoy en día parece ser que la “centralidad” es lo políticamente correcto) en el famoso refrán “Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”. Su significado es de sobra conocido, pero no está de más refrescarlo mínimamente. Tiene una misión de aviso, ya que advierte sobre que si a alguien, que está en situación semejante a la nuestra, le ocurre algo pernicioso y perjudicial, actuemos para evitar que nos ocurra lo mismo o, en caso de ser difícil eludirlo, que lo hagamos en las mejores condiciones.
Se desconoce el autor de este refrán, pero parece ser que ya en el siglo XV se usaba y se piensa que procede de la expresión latina “Barbam propinqui radere, heus, cum videris, prabe lavandos barbula prudens pilos”. Aparece en la lengua española en el Diccionario de Sebastián de Covarrubias (1611), en el de Esteban de Terrero (1765), en la primera edición del Diccionario de la Academia (1726), así como en obras del Arcipreste de Talavera, o de Benito Pérez Galdós
A pesar del ímprobo esfuerzo de los partidos políticos del Consenso Políticamente Correcto, es decir todos menos VOX, para ocultar, disimular, tergiversar y manipular todos les hechos que suceden protagonizados, en su inmensa mayoría, por miembros del colectivo (como les gusta llamar a los progres) musulmán, y principalmente procedentes del norte de África y eso que cuentan con el innegable apoyo de la mayor parte de los medios “ultra-subvencionados” (¿no es así Chimo?), no pueden evitar que las noticias se propaguen, muy a su pesar.
Descontando las salvajes agresiones sexuales que están ocurriendo en España, y que parecen no tener fin y a las cuales, los lobbies hembristas, feministas, lgtbistas, animalistas y veganistas, no dedican ni un solo comentario, ni un minuto de silencio, ni un comunicado de condena. Igual han encontrado un antídoto o vacuna que les inmuniza ante este auténtico rebaño de descerebrados.
Menos mal que, cuanto más lo quieren ocultar y esconder, en el pecado llevan la penitencia, ya que los españoles, en el momento en el que no nombran la nacionalidad de los delincuentes, automáticamente señalan a los musulmanes, con poco margen de error, sobre la autoría de los hechos.
Pero no aprendemos, perdón no aprenden los que viven del erario público y que están más interesados en proteger a los delincuentes que a las víctimas, seguimos atrayéndolos a nuestro país, dándoles facilidades, subvenciones, apoyo de todo tipo, mientras que los españoles con pocos recursos que lo pasan muy mal; están marginados. Esos sí que son un colectivo vulnerable, y con más derecho que cualquier ilegal.
Además, y es aquí donde entra el refrán con toda su dosis de cruda realidad. Tenemos los preocupantes sucesos que están jalonando al continente europeo. Pongamos el foco, por lo reciente, en los casos de Francia.
La política llevada a cabo en el país vecino, ejemplo idílico para el chavista Rodríguez Zapatero de los beneficios y virtudes del multiculturalismo, tras varias décadas en funcionamiento, se ha demostrado como el fiasco más importante de la Historia Mundial.
En estos últimos días y más concretamente el pasado día 14 de julio, Día Nacional de Francia, ingentes grupos de argelinos y otros magrebíes salieron a la calle para festejar el pase de Argelia a la final de la Copa de África de fútbol, causando miles de destrozos en las ciudades francesas, sólo en París hubo 300 detenidos y numerosos destrozos.
Curiosamente, la inmensa mayoría, por no decir la totalidad de los que festejaban el resultado de un partido de fútbol, eran franceses de nacionalidad desde hace varias generaciones, pero ni sienten, ni quieren, ni piensan en Francia, son musulmanes, argelinos o lo que sea menos franceses o europeos.
Eso demuestra algo que los “progres” se niegan aceptar. No se integrarán nunca. Mientras que otras culturas se mimetizan con el país de acogida y lo acaban sintiendo como propio, con los mahometanos es al revés, están en Europa para transformarla a su modo y manera. El respeto al país que los acoge, les alimenta, les da todo tipo de ayudas es inexistente, su objetivo es apropiarse del mismo.
Sigamos protegiendo a los menas y a todos los seguidores del Islam, regándoles de dinero, de facilidades, de apoyos y, dentro de poco, nos veremos cómo en Francia, en Alemania, en Suecia o en Inglaterra. Se han aprovechado de las delirantes ideas de gente como el bolivariano Zapatero, para poner las bases (Qaeda en musulmán, ¿les suena de algo?) para imponer su sharía particular.
Ejemplos los está habiendo, los tenemos a diario. Ni siquiera somos capaces de remojar nuestras barbas. Al revés, desde el Partido Único siguen buscando que vengan más y más. Hasta llegan a decir que ellos garantizarán nuestras pensiones (y el que ha dicho esto sigue sin ser cesado). Sólo quiero que me explique, cómo garantizan las pensiones gente que recibe ayudas y subvenciones sin trabajar.
En vez de fomentar la natalidad en España y luchar por mantener algo inherente a la condición humana como es la defensa de la familia, nos dedicamos, en cuerpo y alma a la autolisis de nuestra estirpe.
Háganme caso, empiecen a remojar sus barbas y empleen sus fuerzas en defender a España, la institución de la familia y la vida. O, dicho de otra forma, apoyando a VOX igual evitaremos tener que afeitarnos.
Que no se me olvide, el cáncer de las autonomías sigue con su metástasis imparable. Pongámosle freno.
Luis Andrés Cisneros