Un estudio de la Universitat de València propone un calendario de tratamientos para combatir plagas. Los roedores están presentes en todo el casco urbano, con mayor presencia en periferia y zonas industriales. Las palomas son consideradas un problema de salud pública en toda la ciudad.
El Ayuntamiento de Castelló, a través de la Concejalía de Salud Pública, ha elaborado un mapa de la ciudad para establecer un plan de acción y control de los principales focos de plagas detectados. La concejalía encargó un estudio al Laboratorio de Entomología y Control de Plagas de la Universitat de València, que propone un calendario de tratamientos desde abril hasta octubre, con actuaciones adicionales en verano y bajo demanda ciudadana, utilizando productos de última generación para obtener mejores resultados a largo plazo.
El informe se centra en las principales especies problemáticas en la ciudad, como cucarachas, mosquitos, roedores, aves y tortugas, y destaca la necesidad de aumentar en un 26% el presupuesto actual para un servicio eficaz, pasando de los actuales 146.000 euros destinados a desratización y desinsectación a 185.000 euros.
El concejal de Salud Pública, Ignasi García, ha destacado,
A falta de incorporar al personal técnico encargado de la gestión de plagas, y por lo tanto de una de las principales preocupaciones y molestias de la ciudadanía, desde el Ayuntamiento hemos contratado una asistencia técnica a la Universitat Politècnica de València, que nos ha indicado con exactitud cómo debemos incrementar los tratamientos, dónde y cuándo actuar, para controlar las plagas en toda la ciudad y acabar con las molestias a la ciudadanía de Castelló.
El informe del estudio ha establecido las especies presentes en cada caso y ha elaborado un mapa preliminar para identificar las áreas y focos más relevantes donde se requiere actuar. Además, se han proporcionado recomendaciones para el control, que deben llevarse a cabo en la parte del término municipal donde se encuentran sus poblaciones, prestando especial atención a la periferia. La investigación también ha identificado los vectores presentes en cada zona del mapa, el grado de afectación y las acciones necesarias a implementar.
En cuanto a las cucarachas, el nivel de infestación es generalmente bajo, aunque hay un nivel medio en barrios específicos de la periferia. Para su control, el Laboratorio de Entomología de la Universitat de València recomienda cuatro tratamientos de polvorización de abril a octubre, comenzando desde la periferia y extendiéndose a otros entornos.
Los mosquitos tienen una presencia media/alta en todas las áreas urbanas, aunque en el Grau, específicamente en la zona del golf y sur, hay una mayor presencia de mosquitos comunes y de lougio, y en un nivel medio/bajo en urbanizaciones y zonas de viviendas unifamiliares en Penyeta Roja y la Marjaleria. El estudio de la Universitat de València recomienda atacar el 100% de los imbornales con la aplicación de larvicidas de tercera generación cada 15 días de abril a octubre para evitar la reproducción de los ejemplares, sin utilizar tratamientos adulticidas debido a la falta de productos autorizados.
En el caso de los roedores, debido a su gran adaptabilidad al medio ambiente en todo el casco urbano, tienen una presencia más alta en la periferia y en las zonas de los polígonos industriales, así como en la zona del Pinar del Golf en el Grau, y una presencia media/baja en los alrededores de los parques Ribalta, Geólogo Royo y Meridiano. Los expertos recomiendan que las actuaciones se extiendan por el sistema de alcantarillado y que se utilicen rodenticidas anticoagulantes en los solares exteriores en paralelo al tratamiento de las cucarachas.
El informe del estudio destaca que las palomas son un problema de salud pública en toda la ciudad, excepto en el Grau donde predominan las tórtolas y las gaviotas. Las cotorras se limitan al parque Ribalta. Se espera que las actuaciones necesarias sean mínimas debido a la baja incidencia. En el caso de las tortugas, consideradas especies invasoras exóticas, representan una gran amenaza para la biodiversidad autóctona, especialmente en el parque del Meridiano y en las zonas de los canales de agua de la Marjaleria. Sin embargo, ya existe un manual de control por parte de la Dirección General de Medio Natural.