Diplomacia y disparidad de opiniones

Diplomacia y disparidad de opiniones

No es aceptable que se permita en una Embajada la extorsión a una persona asilada en la misma.

 

Escuchaba ayer noche en una tertulia televisiva nocturna con colaboradores afines a las tesis de la izquierda, que las últimas declaraciones de Edmundo González obligaban a la derecha a retractarse de las afirmaciones hechas durante el día sobre el comportamiento antidemocrático del Gobierno de España.

Y me sembraba importantes dudas, por lo que y dado que no tengo línea directa con ninguno de los líderes de ambos sectores políticos, me dedique a analizar durante un tiempo las declaraciones de dichos líderes o sus colaboradores. Pero al mismo tiempo los acontecimientos sucedidos.

El 28 de julio se votaba en Venezuela la elección de su próximo presidente.

Nicolás Maduro manifestaba públicamente su triunfo, aunque la oposición denunciaba un “fraude” electoral, al mismo tiempo que presentaba las actas de dichas elecciones que así lo confirmaban, por su parte a día de hoy, el régimen de Maduro sigue sin presentar las actas que lo confirmen como Presidente.

En un principio Estados Unidos y algunos países latinoamericanos, como Argentina o Uruguay, reconocieron a González como vencedor, semanas más tarde lo haría el Parlamento Español aunque no el Gobierno de Pedro Sánchez. Posteriormente también el Parlamento Europeo ha reconocido a Edmundo González como auténtico ganador del proceso electoral.

Requerido por la Fiscalía venezolana y ante la negativa a presentarse ante la justicia, el 3 de septiembre se decretaba una orden de detención para el líder de la oposición y presunto presidente democrático de Venezuela.

La Diplomacia holandesa, después de las amenazas planteadas por el actual gobierno venezolano lo acogió en sus dependencias, pero se negó a la visita de Jorge y Delcy Rodríguez que pretendían la firma de la “renuncia” de Edmundo.

El 5 de septiembre tras la mediación del ex-presidente de España José Luis Rodríguez Zapatero, se refugió en la residencia del embajador español en Venezuela. Hay que recordar también que la propia oposición venezolana requirió del expresidente español para evitar la probable encarcelación de Edmundo González.

Unos lo llaman negociación, otros diálogo pero fuere como fuere después de “ocho días de diplomacia y la mediación de Zapatero” se consiguió traer a España al opositor venezolano Edmundo González.

El gobierno después de “dialogar o negociar” con el poder de Maduro ponía a disposición del líder de la oposición venezolana un avión de las Fuerzas Aéreas Españolas para trasladarlo a España, donde se le dio asilo político junto a su mujer. Desgraciadamente y como consecuencia del “diálogo”. Su hija y familia permanecerían en Venezuela como “moneda de cambio”.

El propio Edmundo manifestaba al llegar a España,

He decidido salir de Venezuela y trasladarme a España a cuyo gobierno agradezco profundamente que me haya acogido y me dé protección en estos momentos.

Mil dudas asaltaban a los informadores y políticos, unos acusando y otros justificando; para completarlas también podemos escuchar o leer a otros periodistas que nos aseguran, tras consultar “fuentes cercanas al Gobierno”, que el extraño silencio mantenido por Zapatero y recriminado por la derecha española, es consecuencia de la voluntad de “preservar la capacidad de negociación, ya que es el único político que puede dialogar al mismo tiempo con Delcy Rodríguez, persona de confianza de Maduro y con la oposición venezolana”.

No obstante el Gobierno de España se mantiene en su tesis no negociadora:

Negociación política no ha habido, lo que hay es capacidad de diálogo tanto con el Gobierno como con la oposición, señalan fuentes diplomáticas sobre el acuerdo que ha permitido la salida de González y su esposa, que se ha comunicado prácticamente al mismo tiempo desde Caracas y Madrid.

Valore el lector la frase “Negociación política no ha habido, lo que hay es capacidad de diálogo tanto con el Gobierno como con la oposición” . Y si alguien puede explicar la diferencia entre “diálogo” y “negociación”, cuando las dos consiguen el mismo fin, que lo diga.

Y llega aquí el penúltimo capítulo de todo el proceso. Aparecen en los medios de comunicación unas fotos y vídeos realizados en la residencia del embajador español en Venezuela y facilitados por la Asamblea Nacional de Venezuela.

En ellas se aprecia perfectamente la firma de un documento por parte de Edmundo en presencia de Delcy y Jorge Rodríguez la una Vicepresidente y el otro Presidente de la Asamblea Nacional, así como del embajador español en Caracas, Ramón Santos.

La misiva se habría firmado en las instalaciones de la Embajada española en Caracas como condición previa a permitir a González abandonar el país.

El propio Edmundo manifestaba ya en España,

Haber sido coaccionado por las autoridades chavistas para firmar un documento en el que reconocía la victoria del presidente Nicolás Maduro en las elecciones a cambio de permitir su salida del país rumbo a España.

Entiendo que el común de los mortales piense que se han intentado hacer las cosas bien y en defensa del democrático líder de la oposición. Pero no es aceptable que se permita en la Embajada Española la extorsión a una persona asilada en la misma.

Por último ante las declaraciones de la derecha española, censurando la actitud del Gobierno español, Edmundo González, manifestaba que el Gobierno de España no le había obligado a firmar. Faltaría más.

No he sido coaccionado ni por el Gobierno de España ni por el embajador español en Venezuela, Ramón Santos.

Y añadía que todas las gestiones de su traslado «fueron supervisadas y facilitadas directamente por el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Alabares”.

¿Ha ejercido el gobierno de España por medio de su ministro y cuerpo diplomático en Venezuela de “colaborador necesario” con el régimen dictatorial de Maduro?

Difícil cuestión, pero fue el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, el que hizo pública la carta firmada por González en la embajada española y en la que acata la decisión del Tribunal Supremo de Justicia de su país validando el triunfo de Nicolás Maduro en las elecciones del 28 de julio.

“¡Que dimitan!” dicen unos, “¡que pidan perdón!”, dicen otros y mientras tanto tenemos que soportar la burla e insulto del dictador Maduro y de los hermanos Rodríguez en sus comentarios.

En fin, rifirrafes políticos que lo único que dejan mal es la diplomacia española de la que su máximo responsable, les guste o no les guste a los tertulianos, es el propio Presidente del Gobierno.

Miguel Ángel Mulet i Taló