No, no voy a meterme con la corona. Mi lealtad al Jefe del Estado, a la Constitución y a la bandera, junto con mi educación, no me permite esa osadía impropia de un caballero español. Puedo, también soy ciudadano de libre pensamiento, estar de acuerdo o discrepar con las actuaciones de SM Felipe VI pero...
No, no voy a meterme con la corona. Mi lealtad al Jefe del Estado, a la Constitución y a la bandera, junto con mi educación, no me permite esa osadía impropia de un caballero español.
Puedo, también soy ciudadano de libre pensamiento, estar de acuerdo o discrepar con las actuaciones de SM Felipe VI pero siempre bajo la lealtad y la obediencia debida más absoluta.
«¿Dónde vas, Alfonso XII, / dónde vas triste de ti? / Voy en busca de Mercedes / que ayer tarde no la vi».
Esta cancioncilla no fue nueva ni inventada para la ocasión sino que fue un arreglo literario de un romance español del ciclo de los romances de amor y guerra. El romance narra la historia de un caballero que se fue a la guerra de Granada y al volver descubrió que su esposa había muerto. Los primeros versos dicen así:
«¿Dónde vas, buen caballero, / dónde vas tú por ahí? Voy en busca de mi esposa / que hace años no la vi».
¿Dónde vas España?
Llegas a pensar que algo muy raro y peligroso está pasando en este país, antes llamado España
Casi nada de lo que acontece es medianamente congruente con lo que sería la marcha política normal, dentro del ámbito democrático, de una nación.
Este fin de semana he pasado un par de días con unos amigos en la Alcarria castellana de la provincia de Cuenca. Por la mañana temprano tengo por costumbre escuchar la radio antes de levantarme y me encontraba en una localidad donde a través de las ondas solo podías oír Radio Castilla-La Mancha. La dejé sintonizada por curiosidad y me levanté “cabreado como una mona”. No había escuchado tantas mentiras y tan seguidas en un medio de comunicación jamás y les garantizo que soy adicto.
Un ejemplo. Un mentiroso impresentable afirmó sin rubor que “España era el único país de Europa con monumentos dedicados a un dictador”. Supongo que nunca ha salido de su pueblo y mucho menos haber llegado hasta Moscú y el Kremlin. Allí se encuentra el mausoleo del instaurador de una de las dictaduras más largas de nuestra historia, Lenin y la tumba del número uno de los asesinos de la vieja Europa, Stalin.
Oliver Cromwell dispone de una gran estatua delante del parlamento que él mismo mandó disolver. Un dictador, criminal de guerra, que accedió al poder provocando una guerra civil. En Irlanda prohibió la práctica pública del catolicismo, ordenó ejecutar a sus clérigos y mandó confiscar las propiedades de los habitantes católicos de esa isla.
¿Más ejemplos?
- La gran tumba monumental de Napoleón,en el palacio de Les Invalides de París
- El gran monumento a Otto von Bismarck en Hamburgo.
- Un conjunto histórico en Berlín y torres en su honor en Stuttgart del mismo personaje
- El mausoleo de Bismarck en Friedrichsruh
- Benito Mussolini cuenta con un mausoleo en su villa natal, Predappio.
Otra de las burradas mentirosas lanzadas al aire por los tertulianos de la mencionada emisora fue afirmar que “la república no tuvo nada que ver con la guerra civil”.
Me avergüenzo de profesionales capaces de aplicar la mentira y la sinrazón con el único objetivo de defender lo indefendible, “su” memoria histórica.
Solo voy a mostrarles algunas frases de Francisco Largo Caballero, Madrid, 15 de octubre de 1869 – París, 23 de marzo de 1946) fue un sindicalista y político marxista español, histórico dirigente del Partido Socialista Obrero Español y de la Unión General de Trabajadores. Durante la Segunda República Española fue Ministro de Trabajo (1931–1933) durante su primer bienio, y Presidente del Gobierno (1936–1937) ya durante la Guerra Civil.
Saquen ustedes sus propias conclusiones
“Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la guerra civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos”
(El Liberal, de Bilbao, 20 de enero de 1936).
El 1 de noviembre de 1933:
“En las elecciones de abril (1931), los socialistas renunciaron a vengarse de sus enemigos y respetaron vidas y haciendas; que no esperen esa generosidad en nuestro próximo triunfo. La generosidad no es arma buena. La consolidación de un régimen exige hechos que repugnan, pero que luego justifica la Historia”.
En febrero de 1933:
“Si no nos permiten conquistar el poder con arreglo a la Constitución… tendremos que conquistarlo de otra manera”.
Podemos afirmar que el asesinato a sangre fría, con un tiro en la cabeza tras su detención, de José Calvo Sotelo, en la madrugada del 13 de julio de 1936, fue el detonante último que incendió la guerra entre españoles. Los autores del asesinato fueron los propios miembros del equipo de seguridad del Presidente de la República.
La TVE Española de la socialista agradecida Rosa María Mateo utilizó, el pasado sábado, el término “desaparición” para evitar hablar de tortura y asesinato cuando “informaba”, es un decir, sobre la beatificación de 14 religiosas de la Orden de la Inmaculada Concepción, que sufrieron todo tipo de vejaciones, humillaciones y agresiones, antes de ser asesinadas, fusiladas, por las milicias republicanas tras el comienzo de la guerra civil.
Esta es parte de la historia que quieren cambiar para traducirla a “su” memoria histórica. Ahora hagan un ejercicio de imaginación y conjeturen con lo que es posible les cuenten a sus hijos en las aulas.
¿Dónde vas España?