El Susto ( 3 )

El Susto ( 3 )

Con la venia: Como sabéis, acepté el encargo de pintar el mural de alcoba porque fui víctima de un Flechazo.

 

El Flechazo, cuando te cae encima, te hace prisionero y desordena hasta tu propia sombra. Por ese motivo yo, el que hasta ayer oficiaba de anciano jubilata con bajo perfil, suave en el trato social, prudentísimo en sus vicios, y doctorado en Calmas Blancas…ahora soy un mamífero en celo.

Menuda joda, porque esto del enamorazo a mis años, es un alboroto del carajo, a caraperro, y me gusta menos que la paella. Por eso cuando me entró El Susto del que os hablo estos días, pensé en renunciar al trabajo, y me puse a buscar pretextos para darle el quiebro al asunto. Pero las excusas que encontré no se mantenían por falta de fibra.

En busca de artillería más potente llamé a mis demonios a capítulo, y tuvimos la conversa de espejo que os relaté la semana pasada. Os consta que me embromaron, me abroncaron, y me dieron ánimos, pero no una salida. Tremendo mosqueo que cogí. Así que no perderé más tiempo y paso de esquivas. Voy a pelear.

Por fortuna no es mi primera vez en esto de combatir con los amores perros; llevo munición de sobra en la canana. Me sé de memoria lo de desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso. Son cicatrices viejas, pero siempre frescas. Además, como defensa, tengo muchos espejos, desos tan cabrones que me escupen mis recuerdos en la cara.

No voy descalzo pero, por si acaso, repasaré el Pdf donde guardo los ocho tomos del Arte de la Guerra del Clausewizt, un estudioso resolutivo que siempre me da mucha marcha. No como el pingorotoso ese del Sun Tzu, tan evanescente él.

Por supuesto que en esta travesía, como en todas, correré peligro de naufragio, o fracaso, o como mejor se diga ahora en derecho. Pero como sé a que puerto quiero llegar, buscaré que todos los vientos me sean útiles.
Ahora me toca preparar el plan de trabajo. Ya os lo cuento.

B.S.R.
Nina Simone tiene la versión perfecta de My Way; dura, veloz y sin nada de almíbar. Disfrutemos della hoy.

Manolodíaz.