La capilla ardiente se ha instalado en el salón de actos de la Fundación Antonio Gala y estará abierta desde las 10:00 hasta las 17:00 horas de este lunes.
El reconocido dramaturgo, novelista, poeta y ensayista Antonio Gala ha fallecido este domingo a los 92 años, según confirmaron el Patronato de la Fundación Antonio Gala y la familia mediante un comunicado.
Antonio Gala demostró su talento como escritor desde temprana edad, ya que a los cinco años escribió un relato corto y a los siete redactó su primera obra teatral. A los catorce años, dio una conferencia en el Círculo de la Amistad de Córdoba.
En 1951, a la edad de 15 años, ingresó a la Universidad de Sevilla para estudiar Derecho y también se matriculó por libre en Madrid en otras dos carreras: Filosofía y Letras, y Ciencias Políticas y Económicas. Durante sus años universitarios, publicó sus primeros poemas en revistas de la época como Escorial, Platero, y Cántico. Además, fundó dos revistas: Aljibe y Arquero de Poesía, junto a Gloria Fuertes y Julio Mariscal Montes.
Una vez graduado, comenzó a prepararse para las oposiciones de abogado del Estado siguiendo el deseo de su padre, pero abandonó en el segundo año. En los años siguientes, vivió en Jerez de la Frontera y Córdoba. Luego regresó a Madrid y dio clases de Filosofía e Historia del Arte en diferentes colegios para ganarse la vida. En 1962, se trasladó a Italia, donde permaneció casi un año.
En ese momento, Antonio Gala ya había escrito el libro de poemas «Enemigo Íntimo» (1959), por el cual recibió un accésit en el Premio Adonais de Poesía. En la primavera de 1963, al regresar a España, recibió el premio «Las Albinas» por su relato «Solsticio de Verano». En julio del mismo año, le fue otorgado el Premio Nacional Calderón de la Barca por su comedia «Los Verdes Campos del Edén». Así comenzó una larga y fructífera carrera como dramaturgo, durante la cual escribió obras como «Anillos para una dama» (1973) y «Petra Regalada» (1980).
Además de su labor como articulista en periódicos como Pueblo, Sábado Gráfico, Actualidad Española, El País y El Mundo, Antonio Gala también se destacó como conferenciante en temas literarios, especialmente en teatro. Entre sus conferencias destacan títulos como «Teatro de hoy, teatro de mañana» (1978) y «El mito de la libertad» (1992). Con su primera novela, «El manuscrito carmesí» (1990), ganó el Premio Planeta. A esta le siguieron «La pasión turca» (1994), «Más allá del jardín» (1995), «La regla de tres» (1996), «Las afueras de Dios» (1999), «El imposible Olvido» (2001) y «Los invitados al jardín» (2002). Posteriormente, publicó «El dueño de la herida» (2003) y «El pedestal de las estatuas» (2007). Su interés por la cultura andalusí, de la cual se consideraba partícipe, se refleja en obras como «Granada de los Nazaríes» y «Andaluz», ambas publicadas en 1994, así como en recopilaciones como «Córdoba de Gala» (1993).
En su extensa obra poética, Antonio Gala cuenta con libros publicados desde una edad temprana, como «Enemigo íntimo», hasta otros más recientes como «Poemas cordobeses» (1994), «El águila bicéfala: Textos de amor» (1994), «Poemas de amor» (1997) y «El poema de Tobías desangelado» (2005). Además de los mencionados Premio Adonais, Planeta y Calderón de la Barca, ha recibido otros prestigiosos galardones a lo largo de su carrera, como el Premio Ciudad de Barcelona en 1965, el Premio Foro Teatral en 1971, el Premio Nacional de Literatura, Premio del Espectador y Premio de la Crítica en 1972, el Premio Quijote de Oro en 1972-73, el Premio Antena de Oro y el Premio Mayte en 1973, el Premio Nacional de Guiones en 1973 y el Premio Medios Audiovisuales en 1976, entre otros.
La muerte de Antonio Gala ha dejado un vacío en el mundo de las letras y la cultura española. Su legado perdurará a través de sus obras, que han dejado una huella imborrable en la literatura y el teatro. Como escritor prolífico y polifacético, Gala ha dejado un importante legado literario y artístico que seguirá siendo apreciado y recordado en las generaciones venideras. Su talento y pasión por las palabras han dejado una marca imborrable en la historia de la literatura española.