Nueve meses después de la firma del convenio con el obispado y del inicio de las obras de rehabilitación de San Roque, la ermita vilafranquina ya luce nueva cara.
La semana pasada se finalizaron las obras y se desmontó el andamio que ha cubierto la fachada principal y las laterales durante los pasados otoño e invierno. Una obra que termina a la vez que lo hace también la legislatura 2015-2019 con Oscar Tena a la cabeza y después de más de 40 años de estar la iglesia cerrada.
La realización de la obra se ha alargado más de la cuenta ya que en un primer momento se quería hacer en dos fases. Sin embargo, una vez sobre el terreno se observó que las dos fases se tenían que llevar a cabo a la vez para garantizar la seguridad del edificio. Eso obligó a duplicar el presupuesto inicial. Así se ha asegurado a la estructura, capillas y contrafuertes laterales, se han tapado grietas y se ha cambiado todo el tejado. Recordamos que los trabajos de rehabilitación estaban financiados a medias entre el ayuntamiento y el obispado y se contaba también con una subvención de 40.000€ de la Generalitat Valenciana.
Ahora, desde el ayuntamiento se espera que el obispado solicite nuevas ayudas para llevar a cabo una segunda remodelación. Esta se hará en el interior. Así se pretenden restaurar las pinturas murales y dotar al edificio de equipamiento e iluminación para combinar la utilización civil y religiosa del templo.