Cerdá pide al gobierno socialista que en un momento como el actual reconsidere su postura y plantee una suspensión temporal.
El candidato del Partido Popular (PP) a la alcaldía de Benicarló, Juanma Cerdá, ha solicitado sentido común a la alcaldesa de la ciudad, Xaro Miralles, quien este martes 28 de febrero ha decidido iniciar las obras de peatonalización de la calle San Francisco y del paseo Ferreres Bretó, las cuales han generado una fuerte oposición por parte del público.
A menos de 100 días de las elecciones municipales, con una oposición y un rechazo público y notorio por parte de la población, con un proyecto político que la alcaldesa abandona y con las Fallas a las puertas, comenzar las obras de este proyecto no tiene ninguna razón de ser.
Insiste, Juanma Cerdá, quien asimismo cree que sería responsable suspender este proyecto hasta el 29 de mayo para que el próximo equipo de gobierno decida si continúa o no con las condiciones adecuadas. No hacerlo impondría «una idea que ha sido rechazada por completo por los residentes y comerciantes, y sería un castigo para el municipio, lo que resultaría en una carga financiera para todos nosotros».
El candidato del PP a la alcaldía de Benicarló apuesta por el diálogo y la participación, y por eso reconoce que no entiende cómo un gobierno puede ser incapaz de ser permeable y sensible a la opinión ciudadana. Considera que no escuchar a los vecinos es un error y que imponer proyectos que nadie quiere es un fracaso.
Por este motivo, Cerdá pide al gobierno socialista que en un momento como el actual reconsidere su postura y plantee una suspensión temporal de un proyecto que su pueblo, Benicarló, le ha dicho que no quiere.
Escuchar y actuar de acuerdo con lo que nos demandan los vecinos no es una opción, debería ser una obligación. Al menos, así lo entiendo yo y así lo aplicaré si mis vecinos consideran que este proyecto que tengo el honor de liderar es el encargado de trabajar por Benicarló los próximos cuatro años.
El alcaldable del PP además opina que la retirada de la emblemática escultura de José Antonio Caldés este martes, sin medidas de seguridad y sin un plan de movilidad alternativo, solo constata el final de una etapa de imposiciones y el principio de un proyecto decidido a recuperar la ilusión por Benicarló.
