Creyendo que otro interno llevaba droga en su cuerpo después de regresar de un permiso penitenciario ordinario, los acusados urdieron un plan para obtenerla.
La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Castellón suspendió hoy el juicio programado contra dos reclusos del Centro Penitenciario de Castellón II (Albocàsser). Estos estaban acusados de agredir a un tercero bajo la sospecha de que llevaba droga en su cuerpo, ya que uno de los acusados no se presentó en la vista oral.
Cuando la abogada del acusado ausente informó que su cliente estaba en paradero desconocido, el juez decidió suspender el juicio. Además, se emitió una orden de búsqueda y detención para asegurar su comparecencia ante el tribunal. Se evaluará si es necesario que el acusado ingrese en prisión como medida cautelar hasta la celebración del juicio.
El fiscal, en sus conclusiones provisionales, solicitó ocho años de prisión para cada uno de los acusados por el delito de agresión sexual. También pidió una prohibición de acercamiento a la víctima por un período superior a cinco años al de la pena de prisión impuesta.
Alternativamente, el ministerio público solicitó un año y nueve meses de prisión por un delito contra la integridad moral y una prohibición de acercamiento a la víctima por el mismo período.
En cuanto a la responsabilidad civil, el fiscal pidió que ambos acusados indemnicen conjunta y solidariamente a la víctima con 100 euros por las lesiones y 1.500 euros por daño moral.
Según la acusación, en noviembre de 2018, los dos imputados cumplían condena en el Centro Penitenciario Castellón II por varias causas. Creyendo que otro interno llevaba droga en su cuerpo después de regresar de un permiso penitenciario ordinario, los acusados urdieron un plan para obtenerla. El 18 de noviembre de 2022, después de la comida, ambos acusados, de acuerdo en su propósito criminal, se dirigieron a la víctima, uno de ellos con un objeto punzante en la mano, y la obligaron a dirigirse a los servicios.
Una vez dentro de los baños, uno de los acusados y la víctima entraron en una de las cabinas, mientras que el otro procesado se quedó fuera para vigilar y evitar que alguien ingresara en los servicios, asegurando así el éxito de su plan.
Dentro del baño, según la acusación, uno de los acusados exigió a la víctima que entregara la supuesta droga y la amenazó con el objeto punzante. Sin embargo, la víctima negó tener ningún tipo de sustancia ilícita en su posesión.
Luego, uno de los acusados forzó a la víctima a bajarse los pantalones y a defecar, lo que, según el ministerio público, constituyó una violación de su integridad moral. Como tampoco encontraron ninguna sustancia estupefaciente en ese momento, uno de los acusados se colocó un preservativo en el dedo y, «con la intención de atentar contra la libertad sexual de la víctima», introdujo su dedo en el ano de la víctima en un intento de encontrar la droga que creía que estaba escondida, pero tampoco encontraron ninguna sustancia.
Como resultado de estos hechos, la víctima sufrió lesiones leves que consistieron en enrojecimiento e irritación en el área perianal. Estas lesiones requirieron atención médica inicial y tardaron tres días en sanar por completo.