La auténtica solidaridad o la hipocresía de izquierdas

La auténtica solidaridad o la hipocresía de izquierdas

No hay peor indignidad que tener que vivir de limosna, dádivas y prestaciones, siempre insuficientes.Esa es la hipócrita actitud “buenista” del actual Gobierno.

 

Se pavonean nuestros actuales dirigentes, de destinar parte del presupuesto público en ayudas para inmigrantes.

Este comportamiento y decisión política a cuenta del erario público, es decir del de todos (no del de ellos), entra dentro del espacio del “buenismo”, que con tanta frecuencia levanta como bandera la izquierda.

La presunta y falsa superioridad moral de la izquierda, condena al fascismo y racismo a todo aquel que no comparta sus ideas y acciones.

¿Hay mayor muestra de fascismo o mejor dicho de radical totalitarismo, que este comportamiento?

Todo eso condimentado por el comportamiento y palabras de su líder y al mismo tiempo nuestro Presidente, que “cambia de opinión” según el día y el país en el que se manifiesta.

Pero donde está la tan manida “humanidad”, de cuya carencia acusan sin rubor a la derecha por su presunta carencia.

No hay peor indignidad que tener que vivir de limosna, dádivas, y prestaciones, siempre insuficientes, que nos recuerdan la fábula del jumento y la zanahoria,

…para que el burro tire del carro hay que ponerle una zanahoria delante, lo bastante cerca para que crea que está a punto de alcanzarla pero, a su vez, lo suficientemente lejos para que no lo logre”

Ese es el camino que han asumido los dirigentes de izquierdas y toda una serie de instituciones solidarias que surgen bajo su “paraguas”.

A ello hemos de añadir la “colaboración”, aunque pudiera ser “involuntaria”, con las mafias que mueven el “tráfico perverso” de seres humanos.

Aunque al día siguiente presenten un nuevo “cambie de opinión”, como podemos constatar después del último viaje veraniego de Pedro Sánchez por alguno de los países origen del problema, dando cantidades de dinero que no conocen su destino final y proponiendo una “política migratoria circular” que después de lo experimentado, no lleva a ninguna parte o simplemente a crear falsas ilusiones y falsas esperanzas a millares de futuros inmigrantes.

¿Es eso humanidad?

Todo no es tan fácil y por supuesto no ha de quedar exclusivamente en el ámbito de la crítica o la denuncia. Si somos consecuentes tendremos que poner soluciones sobre la mesa que se puedan valorar para su posible aplicación.

Pese al incremento del paro en nuestro país, es una realidad que en estas tierras y en ciertos sectores necesitamos de mano de obra y que una posible solución es la inmigración, ahora bien para que todo salga adecuadamente y para poder darles la consideración que se merecen, han de incorporarse con Contratos de Trabajo en igualdad de condiciones y consecuentemente pagar sus impuestos para que la igualdad sea recíproca, a partir de ahí, normalidad, los mismos derechos, servicios y atenciones que cualquier español.

Para ciertos sectores sociales y políticos los inmigrantes se tienen que integrar totalmente a nuestra cultura y no nosotros a la de ellos, pues ni lo uno ni lo otro, para los liberales, que por supuesto somos criticados tanto por la izquierda como por la derecha por no tener dogmas indiscutibles y obligados, el inmigrante debe aceptar la sociedad a la que pretende acceder y el autóctono debe ver la posibilidad de enriquecimiento que ofrecen otras culturas.

Más no caigamos en demagogia fácil. Sí que hay cuestiones NO NEGOCIABLES, la auténtica integración exige la aceptación de las normas que emanan de la Declaración de los Derechos Humanos y que tenemos recogidas en nuestra Constitución.

Para muestra un botón.

Seguramente habrá otras opiniones e incluso reservas o miedos al hablar del tema. Pero bajo la óptica occidental, de los Derechos Humanos y de las democracias liberales, tenemos que considerar como posible trato vejatorio e indigno el que se da a algunas mujeres de la cultura musulmana, en estos momentos consentido e incluso auspiciado por el Gobierno de España.

¿Son estas las políticas de Igualdad de Género o hipocresía en estado puro?

En cuanto al comportamiento con las mujeres, nos dirán sus líderes espirituales que es por su cultura y consentido/aceptado por las propias afectadas desde hace siglos, porque así lo dictan sus propios principios religiosos. Y debemos considerarlo, pero no podemos olvidar que también lo era en España hace cincuenta años, auspiciado por otro tipo de moral cultural y no por eso hemos dejado de reivindicar y luchar por la igualdad de las mujeres en todos los campos y en todos los sentidos.

¿Dónde están las feministas de izquierdas a la hora de denunciar tales comportamientos?

Pero volvamos a los criterios de comportamiento con la inmigración. El que no tenga contrato de trabajo, documentación legal, y no acepte las normas que emanan de la Declaración de los Derechos Humanos y que tenemos recogidas en nuestra Constitución, debe ser devuelto inmediatamente a su país de origen y sintiéndolo mucho, pese a la hipocresía del “buenismo” de izquierdas, esta medida es mucho más solidaria que la de dejarlos al albur de la calle. Donde además de sufrir el desprecio y el abandono, se les invita a que se busquen la vida de una forma irregular, en definitiva la hipócrita solidaridad de la izquierda les está conduciendo a la delincuencia.

La auténtica solidaridad e integración, debe tender a que todos gocemos de los mismos derechos y libertades, pero también de las mismas obligaciones para con la sociedad. Lo demás por mucho “buenismo” con que se vista, es malvada hipocresía.

Miguel Ángel Mulet i Taló