Dicen, que la justicia es igual para todos, …menos para la mujer del “César”.
Vemos en los medios de comunicación, como la ciudadana Begoña Gómez Fernández, a la vez mujer de nuestro Presidente del Gobierno, está dando toda una lección de lo que no debe ser y hacer la mujer de la máxima autoridad del ejecutivo nacional.
Me preguntaba un amigo que pasaría si su hijo, una vez acabados los estudios de bachiller, por cierto con excelentes notas, llamara al salón de casa a la rectora de la universidad Jaume I, para tomar un “cafetito” y de paso pedirle una Cátedra. La respuesta era sencilla, las carcajadas se oirían, desde el Bartolo hasta las islas Columbretes.
Ya han pasado más de veinte siglos desde que Julio César hizo famosa la frase,
La mujer del César no solo debe ser honrada, sino que también debe parecerlo
Manifestando públicamente que en función de su responsabilidad o la de su cónyuge, las personas deben mantener ciertos comportamientos.
No entraré en conjeturas sobre el final de esta historia, porque para eso somos defensores de la presunción de inocencia, no como ciertos próceres socialistas y prensa afín. Me vienen a la cabeza los casos de Paco Camps y Rita Barbera. (Aquello sí que fue auténtico “fango”).
Pero sí que me parece lamentable el comportamiento de ciertas personas, entre las que encontramos todo el entorno de la señora de Sánchez, incluido su marido.
En el colmo de los despropósitos y en un claro mimetismo con el “despotismo ilustrado”, desde la Moncloa, se han dado las pertinentes órdenes para intentar controlar y minimizar los efectos mediáticos y públicos de la presencia de la mujer del Presidente en los juzgados.
Desde hace tiempo, escuchamos que los retrasos en la aplicación de la justicia, se deben a la falta de medios y eso se debe resolver cuanto antes.
Porque la peor injusticia es la aplicación tardía de la justicia.
Pues pese a eso, el Ministerio de Justicia no se amilana. Paralizar el funcionamiento de dos decenas de juzgados en la Plaza de Castilla, les puede parecer de lo más normal; pero no lo es en absoluto.
Otro grave error es cercar toda la zona con una fuerza policial similar a la de un dispositivo de seguridad para una conferencia de Jefes de Estado. Máxime teniendo en cuenta que no tenía que acceder por la puerta principal ya que por segunda vez (aquí no hay quien corrija los errores) lo ha hecho por la “puerta de atrás” o la del parking, que para el caso es lo mismo.
Lamentablemente o por suerte, podemos acudir a las hemerotecas para recordar que ocurrió en situaciones casi similares, guardando prudentemente las distancias. Ni un Presidente del Gobierno como Mariano Rajoy, ni la hija del Rey, ni ningún “hijo de vecino”, gozaron de tales privilegios.
¿De verdad somos todos iguales ante la ley? O por lo menos ¿de verdad todos somos tratados por igual ante la ley?
Y seguimos con el cúmulo de despropósitos. Si la antesala de la nueva ley de regeneración de la democracia o ley de limitación de la libertad de expresión, es impedir el acceso de los periodistas especializados y acreditados para cubrir las noticias de los juicios del día; ya nos podemos hacer la idea del contenido de la misma.
En esta democracia que nos dimos en 1978, hemos tenido más años de socialismo que de otras políticas. Tan mal, tan lamentablemente mal considera Pedro Sánchez que lo hicieron sus compañeros González y Zapatero e incluso él mismo, que necesita hacer una regeneración democrática. O ¿dicha regeneración democrática no es más que otro paso hacia un sistema político totalmente diferente, que bajo el paraguas de la palabra democracia esconde una autocracia?
Aunque, en la vorágine mediáticae informativa de estos tiempos, ciertas declaraciones nos parecen hechas hace una eternidad o incluso se olvidan. No hace demasiado tiempo Pedro Sánchez Perez-Castejon, en un acto de campaña, dentro del marco de las elecciones gallegas, nos daba una importante lección de moral política y entre otras lindezas, manifestaba públicamente, recordando las palabras del fundador del partido socialista, “la ejemplaridad en política tiene que ir por delante de la legalidad” y por ello pedía la dimisión de un importante número de cargos del Partido Popular.
En el mismo acto el actual presidente del gobierno denunciaba públicamente a Mariano Rajoy por encontrarse con Baltar, que era un imputado (hoy seria investigado) por malversación y tráfico de influencias.
Aunque hay quien cree que “hombre refranero, hombre majadero” (refrán), yo soy de los que piensa que el refranero español es un pozo de sabiduría popular, y dadas las circunstancias recuerdo aquel que nos hablaba de ver “la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio”,
¿Sabrá el señor Sánchez que se acuesta todos los días con una investigada (imputada en otros tiempos) por presuntos delitos de tráfico de influencias?
Vivir para ver y ver para creer…
Queda para la historia la frase de Julio César: “La mujer del César no solo debe ser honrada, sino que también debe parecerlo”. Esperemos que nuestro nuevo “césar”, tome buena nota, dando ejemplo de “ejemplaridad”.
Miguel Angel Mulet i Taló