Ha surgido una preferencia por los recursos gráficos en toda la literatura juvenil, cuanto más imagen mejor y destaca cierta tendencia hacia los libros en valenciano.
Las editoriales de la Comunitat Valenciana celebran el Día del Libro 2023 con un sentimiento de «moderado optimismo» y la certeza de que la literatura infantil y juvenil de calidad, el cómic y la imagen, y los libros en lengua valenciana están en auge.
El director literario de Bromera, Marc Senabre, cree que se está produciendo una maduración editorial y que el ecosistema editorial valenciano está empezando a satisfacer las necesidades del público local, con la publicación de cómics y mangas en valenciano.
Asimismo, también se encuentran disponibles novelas, ensayos y una amplia gama de temas y estilos de literatura infantil y juvenil. A pesar de que aún hay margen de mejora, cada vez es más fácil encontrar cualquier tipo de libro en valenciano.
Según Senabre, la tendencia más clara es el auge del manga y el cómic. Debido al éxito de las series de animación entre los jóvenes y otros factores, las ventas de estos géneros han aumentado considerablemente. En general, ha surgido una preferencia por los recursos gráficos en toda la literatura juvenil, cuanto más imagen mejor.
Por otro lado, en cuanto a la novela, parece que se está produciendo un cambio hacia la historia, hacia aquellas novelas que exploran y reivindican los momentos más importantes de nuestra historia.
Para Toni Sabater de Llibres de la Drassana, aunque no es un panorama brillante, el actual es razonable teniendo en cuenta las circunstancias y la amplia oferta de ocio disponible. Por ello, habla de un «razonable optimismo», ya que la mayoría de las editoriales valencianas se mantienen e incluso crecen y van razonablemente bien, como es el caso de su propia entidad.
En cuanto a los hábitos de lectura, se está produciendo una cierta tendencia hacia los libros en valenciano, aunque las cifras siguen siendo bajas. Se están rompiendo los caminos paralelos que existían entre la literatura en valenciano y la literatura en castellano.
La literatura en valenciano ha conseguido romper ese hermetismo en algunos títulos, como se ha demostrado con algunos premios Lletraferit. La editorial Bromera ha lanzado el mayor éxito reciente en lengua valenciana, ‘Noruega’ de Rafa Lahuerta.
Otra editorial que apuesta por el valenciano es Denes. Según Francesc Ferrer,
El mundo de la edición en general en nuestra tierra puede parecer con buena expectativa y divisar un próspero futuro.
El sector está haciendo frente a los retos que se presentan, como las nuevas tecnologías, los nuevos hábitos de lectura y las diferentes sensibilidades, sin dejar de lado los problemas endémicos de la distribución y presencia del libro al alcance de todos.
«Además, hay que tener en cuenta que somos una autonomía con lengua propia y, precisamente, el sector que editamos en valenciano hemos hecho de rueda tractora al resto. Por eso, es importante seguir trabajando y mantener la creatividad y la libertad de edición, independientemente de los lobbies que puedan interferir en ello». Insiste Ferrer.
Mercè Pérez, una de las editoras de Sembra Llibres, opina que el estado actual de la edición valenciana es similar al de los últimos años, aunque ha habido una mejora en el apoyo recibido por parte de las administraciones, entre otros motivos.
Sin embargo, queda mucho por hacer para romper la visión del libro en valenciano como algo exclusivamente escolar. Aunque el mundo educativo es muy importante, hay que trabajar más en este sentido.
Concluye.
ESCRITORAS Y AUTORÍA JOVEN
En cuanto a las tendencias, se destaca el esfuerzo que se está haciendo desde las editoriales valencianas para acercar libros escritos en otras partes del mundo a través de buenas traducciones. Además, cada vez hay más publicaciones de escritoras y apuesta por la autoría joven, que tiene mucho que decir. También se aboga por ofrecer literatura crossover, que pueda interesar tanto a un público adolescente como a un público joven.
Por otro lado, el editor Manuel Borrás de Pre-Textos es crítico y cree que, desafortunadamente, el sector valenciano siempre juega en inferioridad de condiciones en comparación con los dos centros principales de edición en castellano, Barcelona y Madrid, que son ciudades más corporativistas y, en el fondo, tan provincianas como cualquier otra ciudad de la Península.
Manuel Borrás lamenta también que la mayoría de las veces solo se detecta seguidismo de las modas, poca creatividad para crear nuevos espacios de intervención y poco convencimiento de que la cultura es mucho más seria de lo que la inmensa minoría piensa. Según él, hay demasiadas sacralizaciones de la banalidad para mayor engrandecimiento de la vanidad que esconde toda ignorancia. No se trata de querer ser los mejores, sino de intentar ser mejores.
Por su parte, Toni Alcolea, editor de Olé Libros e Iglú editorial, aporta su visión al debate y afirma que ya no se puede hablar de un sector local: el lector es internacional y las editoriales deben seducir a los lectores más exigentes.
Muchas editoriales valencianas están dando ya el salto internacional gracias a iniciativas de la Asociación de Editores y el apoyo de la Generalitat. La apuesta por la calidad y el nivel creativo innato de esta región se refleja en las producciones.
Sin embargo, es cierto que somos un sector difícil, muy sensible a las crisis, ya sean económicas, energéticas o de materias primas, y además estamos en constante evolución.
«A pesar de ello, se observa un ligero aumento de ventas y una tendencia al alza. Aunque no queremos ser demasiado optimistas, en nuestro grupo miramos al futuro con optimismo y nos centramos en la expansión internacional». Agrega Alcolea.
También se destaca la literatura infantil y juvenil de calidad como un género en alza. En los hogares donde se fomenta la lectura, hay una clara apuesta por inculcar la pasión por la lectura de calidad desde la infancia. Es una realidad que la literatura infantil y juvenil de nivel, con ilustraciones e impresiones muy cuidadas, tiene un mercado muy exigente, y los editores deben estar a la altura. Como sociedad, debemos ser conscientes de que impulsar la literatura infantil de calidad nos asegura potenciar futuros lectores adultos más críticos y más cívicos.
En cualquier caso, Ricard Peris, de Andana, invita a celebrar este Sant Jordi de fecha peculiar, el 23 del 23, regalando un libro, ya que éste entra en una de aquellas categorías de «objetos» que supera su dimensión material. El libro se convierte en un objeto que se queda a vivir en tu biblioteca y que, cuando lo vuelves a abrir, te evoca aquel momento concreto de la vida: aquella persona especial, aquellas vacaciones o aquella maravillosa etapa de la vida en que tus hijos aprendieron a leer contigo.