Si el PP no da explicaciones a la ciudadanía, las multas de Cristian Ramírez terminarán siendo las multas de la alcaldesa Begoña Carrasco.
No sé si es cinismo, desparpajo o la confianza que otorga creer que la justicia nunca será esquiva a su organización, pero llama mucho la atención la contestación que el portavoz del Partido Popular, Vicent Sales, dio el jueves en el pleno del Ayuntamiento de Castelló a la portavoz socialista, Patricia Puerta, cuando ésta pidió explicaciones sobre la costumbre del concejal irresponsable de la zona azul, Cristián Ramírez, de no pagar por aparcar en las áreas de estacionamiento regulado.
A Sales le importa un bledo que la Policía Nacional haya atestiguado que el tal Ramírez ha acumulado 170 multas por aparcamiento indebido, de las que no habría abonado 105.
Tampoco le preocupa que, según el portavoz de Compromís, Ignasi Garcia, semejante grado de morosidad suponga un quebranto de 8.400 euros para las arcas municipales.
El portavoz municipal del Partido Popular, Vicent Sales, utiliza el archivo de la denuncia del PSPV-PSOE por el ‘caso Ramírez como coartada para no dar explicaciones a la ciudadanía y mofarse de la oposición.
Lo único que le importa al portavoz del PP es que la fiscalía ha archivado la denuncia que el Partido Socialista presentó en su día, circunstancia que le sirve de coartada para no dar explicaciones e intentar mofarse de la oposición.
Una burla poco elaborada, como las de aquellos casposos programas de humor de la Transición, de los que Eugenio o Doña Rogelia eran habituales, y que en el salón de plenos sonó así de mal: “Entiendo señora Puerta, que están fastidiados, fastidiados con jota”.
Cabe preguntarse si la alcaldesa, Begoña Carrasco, y su desafortunado portavoz, Vicent Sales, sienten algún respeto por las ciudadanas y los ciudadanos a los que gobiernan, si piensan dar las pertinentes explicaciones o si van a actuar a lo Mazón, echando balones fuera.
Hace un año que el concejal de las multas de Castelló, Cristian Ramírez, debería haber sido expulsado del equipo de gobierno y obligado a pagar los 8.400 euros que según Compromís debe a las arcas municipales.
Si hubiera existido una cierta normalidad, la alcaldesa no habría dado la callada por respuesta y Ramírez llevaría un año fuera del equipo de gobierno. También se le habría exigido el pago de todas las multas pendientes y la renuncia al acta de concejal, algo que no ha sucedido, quizá porque Carrasco ha perdido el respeto al pueblo al que administra y ha antepuesto sus hipotecas partidistas a la salvaguarda de los intereses de la ciudadanía y el buen funcionamiento del Ayuntamiento de Castelló.
Un sesgo de arrogancia que terminará arrastrando a la propia alcaldesa, que no ha reparado en el enorme cabreo que este asunto genera en la población. Si continúa la inacción, las multas de Cristian Ramírez pronto serán las multas de Begoña Carrasco. A nadie le gusta que le falten al respeto o saber que los que mandan incumplen determinadas normas.
Acabo preguntando si la displicente respuesta del PPportavoz Sales a Patricia Puerta es una invitación a aparcar sin pagar en la zona azul.
¿Se comprometen nuestros gobernantes municipales a perdonar las multas y no enviar ‘Palante’ a quienes tengan sanciones pendientes, o el populacho tendrá que indignarse al constatar nuevamente que los dirigentes del PP son los únicos que se pueden beneficiar de la aplicación de la ‘justicia a la madrileña’?
Rafa García. Periodista