La alcaldesa Begoña Carrasco también debió recibir carbón negro al ser la culpable de que Cristian Ramírez siga de concejal de Movilidad.
Tengo curiosidad por saber qué hicieron ayer el presidente Carlos Mazón, y los concejales de Castelló Cristian Ramírez, Antoni Ortolá y Alberto Vidal, con el negro carbón que los magos de oriente dejaron en sus domicilios.
Según cuentan fuentes supuestamente bien informadas, sus majestades se repartieron el trabajo de forma solidaria aunque Baltasar se ocupó de agasajar personalmente a Ortolá y Vidal. Y a la presidente de las Cortes Valencianas, Llanos Massó. Aquello de “si no quieres negros, tres tazas”.
Baltasar es un provocador. Y las mías, son fuentes tan fiables como las utilizadas por todos esos obispos, curas y creyentes, más o menos fundamentalistas, que sostienen la existencia de un Dios que ninguno de ellos ha visto y que empíricamente resulta imposible demostrar.
Por mucho que algunos se hagan los ofendidos, debemos reconocer que la estampita de LalaChus guarda mucha más verdad porque en algún momento de nuestra vida todos hemos visto con nuestros ojos la vaquilla del Grand Prix.
Lo que no acabamos de contemplar es la dimisión de Mazón, el mentiroso compulsivo que mal preside la Generalitat, aferrándose a un cargo que no es digno de ostentar y que le viene muy grande.
¿Qué hubiera sido de todos nosotros y de las carreras políticas de Sergio Toledo y Cristian Ramírez si el diluvio de la DANA de Valencia llega a caer en Castelló, en aquellos días de otoño en los que el cauce del Río Seco seguía sin limpiar?
Tanto como determinadas responsabilidades a los concejales de Castelló, Sergio Toledo y Cristian Ramírez, quienes me dejaron estupefacto el 29 de diciembre al verlos sacar pecho de su falta de diligencia y responsabilidad.
Los encontré a toda página en el diario Mediterráneo presumiendo de haber limpiado 12 kilómetros de cauces en el Río Seco, Barranco del Sol y Barranquet para prevenir posibles inundaciones.
Cuesta entender que sean tan osados porque de haber caído en Castellón el diluvio de Valencia no sé qué hubiera sido de todos nosotros y de las carreras políticas de estos dos gerifaltes. Es inaudito porque de toda la vida las gotas frías han sido cosa del otoño, del principio del otoño.
Cuesta entender que Ramírez siga de concejal gubernamental con 170 multas en la zona azul, de ellas, 105 sin pagar, y la movilidad en entredicho en varias zonas de la ciudad: el Parking Santa Clara y en aceras inaccesibles o plazas de aparcamiento adaptadas invadidas.
Y no combatirlas propio de concejales irresponsables, como el tal Ramírez, que acumula hasta 170 multas por aparcar en la zona azul sin sacar el correspondiente ticket, de las que no ha pagado 105. Si se descuida le llevan carbón hasta a la propia alcaldesa Carrasco, la culpable de que Ramírez siga siendo concejal de Movilidad.
Lo digo por las multas del concejal 170 y porque la movilidad está en entredicho en Castelló. ¡Menuda chapuza en la intersección de Trinidad y Jover! En la derecha de un paso de peatones se ha rebajado la acera para facilitar la movilidad de personas con discapacidad o que llevan un carro de bebé y en la izquierda se ha colocado un señor bordillo.
¿Se puede hacer peor? Sí, en la calle Domingo Briau, donde las plazas para conductores con discapacidad en el lateral de la Diputación suelen estar ocupadas por contenedores y enseres. O en el Parking de Santa Clara, donde durante meses no se ha podido hacer uso del ascensor.
Rafa García. Periodista