Este edificio se encuentra ubicado en la avenida de Capuchinos número 32 de Castelló de la Plana.
La Vicepresidencia Segunda y la Conselleria de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda, a través de la Entidad Valenciana de Vivienda y Suelo, han otorgado a la empresa Becsa SA la responsabilidad de llevar a cabo las obras de rehabilitación y ampliación de un edificio piloto que consta de 13 viviendas públicas, siguiendo criterios de sostenibilidad. Este edificio se encuentra ubicado en la avenida de Capuchinos número 32 de Castelló de la Plana.
El costo de las obras asciende a 2.887.768 euros, sin incluir el IVA, y se enmarca en el Plan de recuperación, transformación y resiliencia financiado por la Unión Europea a través del programa Next Generation.
El objetivo principal de esta intervención es la ampliación de un edificio residencial construido en 1962, que originalmente constaba de ocho viviendas distribuidas en planta baja y tres plantas, para transformarlo en un edificio de seis plantas destinado a alojar diferentes unidades de convivencia. En total, se crearán 13 viviendas organizadas en torno a un patio central de diseño bioclimático.
Además, se ha propuesto la construcción de dos plantas adicionales, la cuarta y la quinta, utilizando un sistema prefabricado de madera y aplicando los principios de la economía circular. Esto implica la maximización y reutilización de los recursos disponibles del edificio existente.
Las obras se basan en el proyecto ganador de un concurso de anteproyectos en el que un jurado seleccionó la propuesta presentada por la UTE Civera, Prior, Viu i Conviu, bajo el lema ‘Viu i Conviu’.
El proyecto contempla dos modelos de vivienda. Por un lado, se ha diseñado un modelo que se vincula a la fachada, donde la vivienda se concibe como una unidad básica con la capacidad de adaptarse a las necesidades de los residentes mediante la adición o eliminación de espacios. Estos espacios están conectados con la fachada y el patio, excepto el baño y un dormitorio, que están exclusivamente vinculados al patio central. De esta manera, se ha priorizado el bienestar de los futuros habitantes, valorizando los espacios exteriores lo suficientemente amplios para albergar diversas actividades.
El segundo modelo es una unidad de co-habitación, donde dos unidades de convivencia diferentes comparten espacios. El edificio consta de dos unidades habitacionales independientes, con un espacio central común destinado a cocina, comedor y sala de estar. Las viviendas son flexibles y están diseñadas sin jerarquías para permitir diferentes usos de las habitaciones.
La planta baja del edificio incluirá espacios para vehículos de movilidad personal, áreas para carros de bebé, dos locales comerciales de proximidad y un pequeño jardín.