Esta mañana, D. Casimiro López Llorente, Obispo de Segorbe-Castellón, ha ordenado sacerdotes a Jon Solozábal Iglesias y a César Igual Coll, en una ceremonia celebrada en la Santa Iglesia Concatedral de Santa María de Castellón.
A pesar de las obligaciones impuestas por las autoridades sanitarias, los dos nuevos sacerdotes diocesanos han podido contar con el acompañamiento de un gran número de fieles, además de familiares, amigos y miembros de sus respectivas comunidades parroquiales.
A partir de hoy, Jon y César, en comunión con el Obispo y con la gracia de Dios, harán presente a Jesucristo sirviendo a la Iglesia, cumpliendo con la misión de ser sal de la tierra y luz del mundo entre las gentes de la diócesis, anunciando el Evangelio como ministros de los sacramentos y de la Eucaristía.
En su carta del domingo pasado, nuestro Obispo nos invitaba al agradecimiento, «por ello hemos de dar gracias a Dios por el don de dos nuevos sacerdotes, “porque eterna es su misericordia”». «Dios es eternamente fiel, ha prometido que no faltarán pastores a si Iglesia».
Hoy más que nunca, es muy necesaria la presencia de pastores en nuestra sociedad, «en nuestro contexto cultural, donde muchos viven al margen de la fe, la urgencia pastoral consiste en mostrar a los hombres la belleza del rostro de Dios manifestado en Cristo Jesús (cf. Rm 8, 39) y facilitar el encuentro salvador con Dios, abriendo nuevos caminos de acceso a Él», continuaba D. Casimiro en la carta.
Esta mañana, ha comenzado la homilía agradeciendo a los rectores, formadores, sacerdotes y familias por cuidar y velar por la formación y vocación de César y Jon, y les ha dicho, “sois dones del amor misericordioso de Dios para nuestra Iglesia diocesana que se ve agraciada en vuestros corazones, nos unimos a vuestra alegría, y juntos cantamos al Señor por su gran amor para con nosotros, para con vuestras familias, para con nuestra Iglesia, pues Dios nunca nos abandona, es eternamente fiel y nos sigue concediendo pastores según su corazón”.
“El Señor os elige y os consagra presbíteros para ser pastores en la Iglesia, y mediante la imposición de mis manos y la plegaria de la consagración quedaréis convertidos en presbíteros, para ser pastores del Pueblo Santo de Dios que Él adquirió con su propia sangre”, ha continuado.
“Sois elegidos por el Señor, no lo olvidéis nunca”. “Es el Señor mismo quien os ha elegido para ser santos y propiedad suya, el Señor se enamoró de vosotros y os eligió”, ha recordado a los nuevos sacerdotes.
Gracias a la consagración sacerdotal recibida “el Señor os hace sacerdotes de su propiedad, y así nos lo recuerda el gesto de la imposición de las manos, pues cuando a continuación os imponga las manos es el Señor mismo quien lo hace, y tomará posesión de cada uno de vosotros diciéndoos, `tú me perteneces a partir de ahora´, y de este modo dice también `tú estás bajo la protección de mis manos´”.
También les ha animado a acogerse a Dios en su ministerio sacerdotal, pues “el Señor siempre estará en vosotros y a vuestro lado para protegeros y alentaros, y para cuidaros en la inmensidad de su misericordia, Él será siempre vuestra fuerza y vuestro sustento, dirigid siempre vuestra mirada hacia Él, y acoged su mano, y así no correréis el peligro de abandonar el amor primero de este día de vuestra ordenación”.
El Obispo ha recordado de nuevo que “nuestra Iglesia y nuestra sociedad necesitan sacerdotes y pastores según el corazón de Cristo”, explicando que este corazón es, ante todo, un corazón misericordioso, agradecido, compasivo, que no se mira a si mismo, y misionero.
Para terminar, ha expresado el deseo de toda la Iglesia de que el Señor siga llamando a personas concretas para dar continuidad a su misión, “ojalá que vuestro ejemplo aliente también a otros jóvenes a seguir a Cristo con igual disponibilidad y entrega, y oramos al dueño de la mies para que siga llamando a obreros al servicio de su Reino, porque la mies es mucha, y los obreros pocos”.