Aquellos que, allá por el año 1974, o 1979 o 1987, teníamos hijos, fuimos espectadores de la serie que Televisión Española emitió en tres épocas distintas, imagino que muchos de los que estén leyendo este artículo la recordarán. Se trata de ‘Pippi Calzaslargas’. El personaje, una niña de nueve años, dotada de una gran...
Aquellos que, allá por el año 1974, o 1979 o 1987, teníamos hijos, fuimos espectadores de la serie que Televisión Española emitió en tres épocas distintas, imagino que muchos de los que estén leyendo este artículo la recordarán. Se trata de ‘Pippi Calzaslargas’.
El personaje, una niña de nueve años, dotada de una gran fuerza, con infinito amor por los animales, es huérfana. Es característico su cabello peinado en dos trenzas por puro estado de contradicción, es rebelde ante cualquier convencionalismo y es la niña más fuerte del mundo, incluso más que cualquier hombre, ya que puede levantar a su caballo con una sola mano. No iba al colegio ya que no le gustaba y el día que decide acudir al colegio, más que nada por experimentar lo que uno siente al tener vacaciones de Navidad, aparece en el patio de la escuela montada en su caballo, a galope tendido y a las diez de la mañana –ya que confiesa que ella no puede comenzar la jornada a las ocho de la mañana–. Pero, tras desafiar al profesor, se da cuenta que aquello no es para ella.
Al igual que la autora del libro, Astrid Lindgren, no parece extraño que Pippi se convirtiera, con el tiempo, en un modelo a seguir para el movimiento feminista. Muchos adultos, de hecho, aspiran hoy día a que sus niñas sean tan fuertes, valientes, desinhibidas y desafiantes hacia las figuras de la autoridad, y a educarlas en la igualdad de género, y enseñarlas a que luchen contra los estereotipos y roles de género. Si a esto le añadimos el veganismo, tenemos un personaje de vigente actualidad.
Una vez leída la semblanza del personaje de la escritora sueca, y sin salir del país nórdico, nos encontramos en la actualidad con un personaje, esta vez de carne y hueso, que paree ser el ‘avatar’ del personaje literario. Me estoy refiriendo a la aparición, de un año a esta parte, de la niña Greta Thunberg.
Si nos fijamos bien en la apariencia física de los dos (realidad y ficción) y en sus ideas y escenografía, podemos apreciar que, Pippi ha inspirado a los promotores de Greta. La puesta en escena, la historia y la manipulación de la protagonista de esta triste historia, es digna de un guion de película ‘B’ de terror, como si se tratara de un título mítico del cine ‘El Muñeco Diabólico’. La diferencia principal radica en que se está despreciando y estigmatizando a un ser humano, con el beneplácito de los dirigentes globalistas y los lobbies económicos más rastreros.
No debemos olvidar a los padres de esta criatura. El padre y la madre, feministas, veganos, antisistema (pero subidos en el dólar) y que desprecian y no dudan en dirigir, de manera torticera y despreciable la infancia de su hija, en aras a unos beneficios que, los intereses de lo políticamente correcto y del Partido Único o el Gran Hermano que vaticinaba Orwell, su vida a cambio de unos buenos pecunios.
Un amplio reportaje, aparecido en ‘The Times’, desvela el entresijo de intereses que rodean este caso que, los medios, vendidos al poder establecido están divulgando con deleite y aumento de sus beneficios económicos. La niña, no importa que tenga problemas de tipo psicológico, que haya estado diagnosticada de ‘Síndrome de Asperger’, que haya tenido, desde los ocho años, episodios de pánico y depresión. Eso no importa, tiene que ser el icono de la causa del ‘Cambio Climático’.
Ya me explicarán, sin el apoyo de los miles de empresas que manejan el entramado de las energías renovable, sostenibles, limpias, y todas las palabras que nos meten a presión, como se puede llevar a cabo el encumbramiento de esta manipulable niña. La historia de todo empezó un viernes con una manifestación de Greta, en solitario ante el Parlamento sueco, en agosto del pasado año.
Sin la ayuda de Bo Thoren, líder de un grupo verde, que fue el promotor de la ‘huelga’ que realizó la niña, Greta sería una estudiante más. Este avispado, estaba buscando un movimiento de niños para sus fines crematísticos, ayudado por Ingmar Rentzhog, que es fundador del grupo de presión ‘No Tenemos Tiempo’ y en el que avisa del Apocalipsis que se nos viene encima (eso sí, sin ningún aval científico).
Y todo esto con el beneplácito de empresas y políticos de cualquier pelaje, que están viendo en este espectáculo, una forma de sacar contratos millonarios, con la ‘Emergencia Climática’, que nadie, sabe explicar, pero que lo usan como la amenaza de ¡¡Qué viene el fin del Mundo!!.
A todo esto, promover que los niños del mundo no vayan a clase ni un solo viernes, es aceptable. Que, para la ONU, una niña cuya escenificación y sus miradas de odio hacia todo lo que le rodea son altamente preocupantes, le dejen interpretar su estandarte apocalíptico sin un solo aval científico, demuestra, bien a las claras, la nula inteligencia de los que dominan y dirigen el mundo.
No he oído a una sola feminista defender a Greta, ni a profesores hablar sobre la aberración de la no asistencia a clase, ni a los partidos políticos, salvo VOX, destapar este entramado. Lo más triste es que, hasta el propio Papa, recibe a la niña y la alienta a seguir con sus actividades. De vergüenza.
Espero que, en algún momento, alguien denuncie y lleve ante los Tribunales a sus padres, y a toda la caterva de desalmados que se están lucrando sin importarles la salud mental y física de un ser humano, por cierto, mucho más humano que los que la alientan a seguir por ese camino.
Cuando, en el siglo pasado contemplábamos por televisión las imágenes de aquella serie sueca, no podíamos imaginarnos que, años después alguien usaría el personaje de Pippi para explotar, de manera despiadada a una niña. Por lo menos desde VOX se quiere alertar contra este despropósito
Luís Andrés Cisneros