La diferencia entre “Plácido Domingo” y “puñetero lunes” es de un segundo, el que va de las 23 h. 59’59’’ del festivo a las 00h.00’00’’ del primer día laborable de la semana. Justo el tiempo que tarda una antigua amiga en decir que hace 30 años le tocaste la rodilla. Un segundo que da para...
La diferencia entre “Plácido Domingo” y “puñetero lunes” es de un segundo, el que va de las 23 h. 59’59’’ del festivo a las 00h.00’00’’ del primer día laborable de la semana. Justo el tiempo que tarda una antigua amiga en decir que hace 30 años le tocaste la rodilla. Un segundo que da para “joderte” la vida sin que a la parte acusadora se le exija la más mínima prueba del “delito” cometido.
No sé donde está el final de este culebrón que incluye la “caza del dinero” de aquellos que lo tienen en abundancia recurriendo a la mentira.
Ya me dirán ustedes donde está el delito de decirle a una señorita:¿De verdad tienes que irte esta noche a tu casa? A mí, personalmente, me suena más a halago que a ofensa, como mucho podríamos calificarlo de “echar los tejos”, circunstancia de la que nacen infinidad de parejas, matrimonios y familias. Ah! Claro, no había caído, lo que les molesta a todos estos progres de nuevo cuño de la perspectiva de género es la familia.
Les decía que no se sé dónde está el final, posiblemente en la ruptura total entre el hombre y la mujer. ¿Terminará el hombre evitando cualquier relación con el sexo opuesto para huir de denuncias absurdas pasadas tres décadas de los supuestos hechos?
Reitero, no lo sé. Pero sí sé que hay que meter en la cárcel, y tirar la llave al río, a todos los acosadores y violadores, pero solamente a ellos, sin demonizar a todo el sexo masculino que en abrumadora mayoría respeta siempre a la mujer.