Qué bien se vive en Castellón

Qué bien se vive en Castellón

Mis amigos denominan a Castellón la “California de Europa” o Benicasim es conocido, “de tota la vida”, como Benifornia.

 

Las personas que vivimos en la provincia, ¿conocemos las ventajas de vivir en la terreta?, con sus libertades y posibilidades, de magníficas playas y montañas, de paseos por la costa o la proximidad de innumerables pueblos con primorosos encantos y parajes naturales de gran valor.

Aquí, día a día disfrutamos del clima mediterráneo, con sus inviernos suaves y veranos cálidos, que nos brinda un escenario ideal para el desarrollo de negocios, para la implantación de una economía próspera, la cual se ve favorecida por los extensos polígonos industriales con los que cuenta nuestra provincia y del turismo. Esto proporciona oportunidades para vivir y disfrutar del sol y el mar más allá de los meses de verano.

Es conocida la cultura y patrimonio de Castellón, pues cuenta con un rico acervo histórico y cultural. Esta riqueza se puede observar en sus pueblos y en el centro histórico de la ciudad, ya que alberga museos, galerías, bibliotecas, monumentos, iglesias y barrios encantadores, que se transforman maravillosamente en las idolatradas fiestas de la Magdalena. Además, en Castellón se organizan eventos culturales y festivales de todo tipo a lo largo del año. Esta región destaca por sus deliciosas paellas, fideuas y de la mejor gastronomía mediterránea. Asimismo son referentes internacionales las exquisitas naranjas, el azulejo y los productos locales.

Algo que para mí merece una mención honoríficas son los entornos naturales de nuestra provincia, que es la segunda más montañosa del Estado español,

Con hermosos paisajes naturales en los alrededores de Sierra de Espadán, Montanejos, Vistabella, Lucena del Cid, Morella, Peñíscola, Vila-real, Tinença de Benifassa, Segorbe, Burriana y otros. Además, sus muchos Parques naturales y rutas de senderismo nos ofrecen la oportunidad de disfrutar de una naturaleza de bellezas y encantos sublimes.

Tal y como está subiendo la inflación y el coste de vida en general, en comparación con otras ciudades más grandes en España, vivir puede ser más accesible que en otras zonas del país, lo que nos da cierta calidad de vida, pues la combinación de un entorno agradable, clima, acceso a servicios y la gran calidad humana de sus gentes contribuyen al bienestar de las personas residentes.

Mis amigos denominan a Castellón la “California de Europa” o Benicasim es conocido, “de tota la vida”, como Benifornia.

También conviene recordar que la implantación de la Universidad Jaume I aumentó la calidad cosmopolita y esto da a la ciudad algo más de aire fresco y juvenil, ideal para estudiantes y futuros profesionales formados que buscan oportunidades académicas, de investigación y posterior inserción laboral. Las recientes implantaciones de carriles bici le dan una similitud a Holanda u otros países nórdicos que llevan décadas marcando tendencias de civismo, cultura y transporte.

Por todo lo descrito, en general, la terreta nos da un ambiente relajado, tranquilo y seguro, ideal para aquellos que buscamos calidad de vida y disfrutar de un ritmo más pausado, un remanso de paz en una sociedad sobrestimulada.

Pero sería de magna estulticia primitiva dedicarnos exclusivamente a adorar nuestro ombligo provinciano cuando desde la comunidad internacional nos dan constantemente noticias alarmantes sobre diversos temas de relevancia que conviene recordar. En estas últimas
anualidades las tendencias y los récords de calor a nivel mundial 2023 son inauditos, pues,

El ser humano está quemando el planeta Tierra.

Según el secretario general de la ONU, António Guterres, tras confirmar la Organización Meteorológica Mundial (OMM) que 2023 fue el año más caluroso del que se tiene registro, pulverizando además las marcas alcanzadas en 2016 y 2020. Esto provoca una gran escasez de agua, prolongadas sequías y fenómenos extremos que van desde inundaciones hasta grandes incendios forestales.

Algo que sigue escandalizando a cualquier persona con ciertas sensibilidades es permitir que un niño/niña menor de 15 años muera cada cinco segundos en el mundo, según un informe de la ONU . Estas muertes tendrían solución con los recursos y tecnología de los que disponemos actualmente pero, si no se toman medidas urgentes, 56 millones de niños y niñas menores de cinco años morirán de aquí a 2030, la mitad de ellos recién nacidos”, según Laurence Chandy, director de datos, investigaciones y políticas de UNICEF. “

O la situación manifestada en el informe de Oxfam de que los diez hombres más ricos del mundo han duplicado su fortuna, mientras que los ingresos del 99 % de la población mundial se habrían deteriorado considerablemente. Las crecientes disparidades económicas, raciales y de género, así como la desigualdad existente entre países, están fracturando nuestro planeta, pues contribuyen a la muerte de, como mínimo, una persona cada cuatro segundos por las causas descritas en este pasmoso mundo.

Los conflictos armados y las guerras destrozan la vida de millones de personas y lo que sucede en otros lugares del mundo como Palestina, Ucrania, Siria, Yemen, Kurdistán, Sudán, Afganistán, Somalia o Etiopía sigue siendo una aberración.

Otro hecho gravisimo es que, en todo el mundo, existe una alarmante violencia estructural y violencia sexual de 736 millones de mujeres –casi una de cada tres– han sido víctimas de violencia física o sexual por parte de su pareja, de violencia sexual fuera de la pareja, o de ambas, al menos una vez en su vida (el 30% de las mujeres de 15 años o más).

Algo muy importante que afectará de una forma imprevisible y transversal son las influencias antropogénicas probadas y publicadas recientemente en la revista de prestigio ‘Science Advances‘, anunciando que como civilización hemos sobrepasado 6 de los 9 límites planetarios y muestra que las actividades humanas afectan y aumentan el riesgo de desatar cambios drásticos en las condiciones generales de la Tierra.

¿Es posible que estemos viviendo el colapso de la civilización extractivista neoliberal basada en el consumo y no una crisis más? El colapso no es un hecho súbito, hay muchos indicios que apuntan a que será un proceso que durará unas décadas. Este es un problema de primer orden, pues actuamos cuando vemos el peligro inminente, pero si este sucede poco a poco no le damos la relevancia que le corresponde pues como publicó Edgar Morin:

Vivimos tiempos convulsos que muestran un mundo desconfigurado. Se yuxtaponen las crisis del pasado, con las crisis del presente y las crisis del futuro. En pleno siglo XXI, vuelve a interpelarnos el gran reto de transformar al género humano en humanidad.

Vivir bien en Castellón obviando los problemas globales urgentes descritos, es un claro ejemplo del sesgo de normalidad o efecto avestruz, pues el cambio climático, las desigualdades sociales obscenas, la explotación infantil, el sufrimiento generado por las guerras, la situación de las mujeres, las consecuencias del consumismo desenfrenado y haber rebasado como civilización 6 de los 9 límites planetarios acucia la necesidad de abordar una reflexión profunda sobre la sostenibilidad bien entendida para abordar los desafíos actuales que amenazan la estabilidad de la vida en el planeta.

Dionís Montesinos, bombero helitransportado de la Generalitat Valenciana y estudiante de psicología.