La mano tendida del Gobierno concluye con una histórica victoria socialista y el fin de la mayoría independentista.
“Buenos días, España” era el saludo de Luis Del Olmo todas las mañanas en el mítico programa Protagonistas en los años ochenta y noventa del siglo pasado y en la primera década de la presente centuria. Después de lo ocurrido ayer en Cataluña, hoy debería haber sido la frase de inicio de los espacios de Carlos Herrera, Carlos Alsina y Federico Jiménez Losantos. Y a ella podrían haberse sumado los tertulianos y analistas de la Brunete Mediática, siempre dispuestos a atacar a Pedro Sánchez para provocar su caída y que el Partido Popular recupere La Moncloa.
Todos ellos habrán pasado una mala noche de insomnio tratando de encontrar argumentos que nieguen la evidencia de que España no se ha roto con las políticas de apaciguamiento, los indultos y la amnistía.
Pueden seguir mintiendo y manipulando pero la realidad es que con Sánchez Cataluña ha dejado de ser aquella caldera social a presión que tantas veces estuvo a punto de estallar en los tiempos de Rajoy.
Con el PP se puso en marcha el procés, se hizo un referéndum ilegal en una dramática jornada presidida por el apaleamiento policial a civiles, fueron constantes gravísimos altercados callejeros, se proclamó la independencia, se suspendió el autogobierno y Puigdemont se dio a la fuga en un maletero.
Digo que los bruneters podrían haber comenzado hoy con un “buenos días, España” porque ha ocurrido lo que llevaban esperando desde las primeras elecciones autonómicas catalanas de 1980: la victoria de un partido no nacionalista y la pérdida de la mayoría absoluta por parte del independentismo.
Pero para su desgracia no se ha producido la victoria del Partido Popular con Vox que hubieran deseado, sino la del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC).
Y no lo pueden soportar. Saben que el triunfo es obra de Salvador Illa y Pedro Sánchez y que, en las vísperas de las Elecciones Europeas, el presidente del Gobierno sale muy reforzado.
El éxito también es mérito de todos los dirigentes y militantes socialistas porque su firmeza resultó decisiva en los duros años de efervescencia independentista, cuando se rodeaban las sedes del PSC de manera poco amistosa y lo más fácil para evitar problemas era ponerse el lazo amarillo.
Tampoco es un buen día para la sucursal castellonense de la Brunete Mediática, a cuyos integrantes propongo que hablen de asuntos locales si no quieren abordar el éxito de Illa y Sánchez. Que pidan que la alcaldesa Carrasco, sus socios ultras, y la presidenta Barrachina [de la Diputación] insten a la Generalitat Valenciana de Carlos Mazón a frenar los recortes en Sanidad, el proyectado cierre de 150 aulas de Infantil y Primaria y el escándalo de las ITV, para que las conductoras y conductores puedan pasar en tiempo y forma la revisión de sus vehículos.
Rafa García. Periodista
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