L'Alcora tiene todo listo para la celebración de San Antonio Abad el próximo 20 de enero.
Se trata de una festividad arraigada con gran tradición y notables singularidades en la localidad. Una de ellas es que, a diferencia de la mayoría de los municipios de la provincia, donde se construye una única hoguera, en la villa ceramista cada barrio cuenta con su propia hoguera, que son visitadas por la comitiva oficial tras la bendición de los animales. Este año se ha solicitado permiso al consistorio para encender alrededor de 52 hogueras.
En cada edición, una asociación, entidad o colectivo se encarga de preparar la fiesta. En la presente edición, la responsabilidad ha recaído en la Asociación de Padres, Antiguas Alumnas y Personal del Colegio Puértolas Pardo, con la colaboración del Ayuntamiento y de la Caixa Rural de l’Alcora.
«Los más pequeños encabezarán la procesión desde el centro educativo hasta la plaza de la Iglesia para presenciar la bendición de los animales, mientras que los más mayores acompañarán a la Recua durante el recorrido», han explicado desde la asociación, destacando la importancia de que los niños y el alumnado mantengan vivas y respeten las tradiciones que hacen grande su pueblo.
La programación comenzará a las 13.00 horas con la bendición de los «prims», pequeñas tortas hechas con harina, azúcar, aguardiente y aceite de oliva, que se entregarán a las 20.30 horas en el colegio Puértolas Pardo. Se han encargado 8.000 de estos tradicionales dulces para repartir entre los participantes en la celebración.
Los animales serán los protagonistas de la jornada dedicada a su santo protector. La bendición tendrá lugar a las 18.30 horas en la plaza de la Iglesia. El clamoroso ‘Vítol a Sant Antoni’ enmarca toda la protección y clemencia solicitada, tanto para los animales como para los jinetes.
El acto cumbre de la programación festiva es la ‘matxà’ y, de manera destacada en l’Alcora, la autóctona Recua Arriera desfila integrada en la célebre procesión junto con el resto de los animales. La comitiva o ‘matxà’ rememora la secular recua que, en el siglo XVIII, se encargaba de transportar las apreciadas piezas cerámicas de la Real Fábrica del Conde de Aranda por toda la geografía española. Una tradición de tal magnitud que incluso Goya la inmortalizó en su cuadro «El Cacharrero», expuesto en el Museo del Prado de Madrid.
La fiesta se prolongará hasta la madrugada con la celebración de una discomóvil en la Pista Jardín.
